El señor Alonso tiene 96 años y hace más de 30 años que no le veía. Durante un tiempo compartimos aficiones como la fotografía y el ajedrez. También hablábamos de los cambios políticos de la entonces joven democracia española. Lo encontré por casualidad hace un par de días en el Paseo de Fabra i Puig. Él descansaba en un banco con su hijo y cuidador, yo acababa de comprar
El País en un Kiosko. No puedo evitarlo, tengo una memoria fotográfica y muchos rostros se fijan en alguna parte de mi cerebro. Por desgracia el anciano mecánico ha perdido bastante memoría. No se acuerda de mí. Tampoco juega al ajedrez, ni practica la fotografía. Pero ahí está, alegrándome el día y esperando llegar a centenario.
