Enfermedades crónicas
Nadie espera una enfermedad. Pero de repente llegan para quedarse o para matarte. Se instalan en nuestro cuerpo como un indeseable y malévolo invasor. A veces se las derrota y en ocasiones te vencen. Pero también se cronifican para convivir con nosotros, amargarnos la vida y darnos el coñazo día sí y día también. De la misma forma que en la juventud coleccionamos novias y en la madurez engordamos el currículo, con la edad acumulamos enfermedades que no sirven para nada bueno y con las que nos guste o no hemos de convivir o malvivir que siempre resulta menos desagradable que malmorir