Hace unas semanas entré en Carrefour con la idea de comprar café soluble. Por curiosidad me entretuve en la sección de tés e infusiones. Allí me abrumó una señorita que hacía unas promociones de tisanas con cola de caballo e intentaba venderles té con menta de sobre a ciudadanos de origen marroquí. Tuve que salir disparado ante tanta presión. Hoy me ha pasado algo parecido en la sección de cafés. Curioseando con los cafés en cápsula me ví abordado y desbordado por una solícita empleada que “me quería ayudar”. Acabé refugiado en la sección de tés en la que compré té con menta y cola de caballo.