El paracetamol y el té a la menta hacen milagros. Dopado de esta forma traté de controlar mi resfriado y asistir a la exposición de las fotografías de juventud Ricard Terré en la Agrupació fotogràfica de Catalunya y a la cena del grup fotogràfic La Ginesta.
La expo de Terré fue un triple salto mortal en el tiempo. La temática, la técnica y la sensibilidad de Terré son irrepetibles y exudan ternura, emoción, esperanza y grandes contrastes en una época demasiado triste y gris. La propia AFC es una entidad histórica que lucha por mantener su actividad modernizándose tecnológicamente y al mismo tiempo manteniendo sus esencias fundacionales. Por cierto es un sitio en el que todavía ofrecen unos aperitivos muy dignos en las inauguraciones y otros actos sociales. El arte y la técnica fotográfica entran mucho mejor con patatas fritas, queso, olivitas, un buen vinito o un refresco. Además tuve la satisfacción de reencontarme con personas a las que no veía hace mucho tiempo y con las que he compartido importantes experiencias intelectuales y artísticas. A destacar las señoras Laura Terré y Elisabeth Insenser que continúan cada una a su manera navegando en las procelosas aguas de la teoría y la historia de la fotografía.
La cena en el restaurant La Ginesta estuvo saturada de buenas vibraciones, camaradería, buen apetito, algún que otro resfriado, proyectos de exposiciones, charlas y cursos. Destacar la expo Streetworld que cuatro miembros del grupo inauguraremos el próximo uno de julio. Los comensales dejaron limpios la mayoría de platos. Yo me zampé unos macarrones a la boloñesa y un bacalao con tomate. Las ensaladas, el atún y el cordero fueron algunos de los platos más solicitados. Destacar, sin embargo, los impresionantes chipirones que se zampó Jordi Joan Fàbrega y la original tortilla de patatas con patatas fritas que pidió Albert Masó.