viernes, 14 de junio de 2013

Pérdida de memoria


Estoy perdiendo la memoria. Desde hace dos años me trata un médico eminente que además es muy buena persona. Ayer fui a una visita de control. El buen doctor me rogó que le volviese a explicar mis problemas de salud. Con paciencia fui desgranándole mi progresivo deterioro psíquico. En especial mis dificultades para entender ciertos protocolos laborales relacionados con marear a lpersonal, trabajar más y cobrar menos, lo que está pasando con la economía, el paro y los recortes y cierto cansancio intelectual y visual y un poco de asco al leer La Razón. Le mencioné que todavía recordaba la victoria del general Aecio sobre Atila en el año 453. También le cité el trágico fin del imperio romano de occidente en el 476 a manos del bárbaro Odoacro, el derrocamiento del legítimo emperador Rómulo Augusto y su pérfido asesinato a manos de los bizantinos. De este modo le referí varias conocidas hazañas bélicas o, según se mire, crímenes de guerra, protagonizados o perpetrados por Hernán Cortés y Francisco Pizarro contra el imperio azteca y el emperador Moctezuma II por el primero y contra el imperio Inca y su digno emperador Atahualpa por el segundo. El galeno tampoco recordaba que somos miembros del Ampa del colegio Memoria Divina en el que nuestros queridos hijos cursan primero y segundo de ESO respectivamente. Por desgracia dijo no saber nada de nuestros encuentros sabatinos en el gimnasio PIR y en particular de nuestras sesiones de sauna dónde solemos hablar mal del gobierno y con cierta nostalgia de antiguas novias, algunas de ellas comunes. Por cierto no recuerda nada del affaire que tuve hace más de veinte años con la que ahora es su mujer y que por entonces era una joven de cintura estrecha, piernas de vértigo, senos de paloma y una lengua que lo mismo te recitaba con devoción a Neruda o Machado que te besaba con pasión que te chupaba el pene con un fervor mariano. Al final le dije, macho estás peor que yo. Prometió tomarse la jalea real con fósforo que le recomendé y me deseo un buen día.