Mi principal fotomanía es llevar una cámara fotográfica siempre que puedo. También suelo utilizar un teléfono móvil con cámara. De esta forma la vida transcurre a través de un gran escenario, un hermoso bodegón, un paisaje infinito, una inmensa avenida, unos rostros atractivos o un instante decisivo que me están esperando. Necesito llevar diversas gafas, una buena gorra, ropa y calzado adecuado. No me gusta fotografiar con el estómago lleno. Pero tampoco puedo tomar buenas fotografías en ayunas. En las cenas fotográficas no se acostumbran a tomar buenas fotos, pero es bueno de vez en cuando quedar con gente que comparta tus inquietudes. Se hacen mejores fotos si duermes bien, te sientes relajado y no te duele casi nada. Pero salir a fotografiar suele ayudarme a encontrarme mejor, aunque no suela tomar buenas fotos. Prefiero las cámaras pequeñas a las grandes, las cámaras oscuras a las plateadas, las compactas a las réflex y las más manuales a las superautomáticas. Añoro los amores de juventud y las cámaras analógicas. Pero vivo en pareja y utilizo cámaras digitales.
No se si para 2017 adquiriré nuevas fotomanías. En cualquier caso es difícil quitarse las viejas costumbres. Por eso trataré de convivir con mis fotomanías lo mejor que pueda.