A buen entendedor, pocas fotografías bastan
Uno de los castigos más reiterados que padecemos los expertos en fotografía es la sobredosis icónica con que nos abruman parientes, amiguetes, vecinos y aprendices de fotógrafo. Desde estas líneas ruego, seguramente de forma vana, moderar el bombardeo fotográfico de eventos varios, de presuntas obras de arte y de sobrevalorados "instantes decisivos". A buen entendedor, pocas fotografías bastan.