sábado, 11 de abril de 2015

En casa del herrero, cuchillo de palo. En casa del fotógrafo, palo de selfie

No me entusiasman los cuchillos de madera. Tampoco me gustan esos cuchillos de plástico, o de lo que sea, que se utilizan en trenes y aviones por prevención de atentados terroristas. Sin embargo entiendo la utilidad y la necesidad de tales utensilios en ciertas circunstancias. Gracias a ellos se evitan sangrientas heridas y sobretodo se han salvado muchas vidas.

Más difícil me resulta aceptar la afición por los palos de selfie de ciertos señores que se definen como aficionados y profesionales de la fotografía. Existen cosas peores como un discurso de Aznar, la corrupción, los desahucios, la caza de elefantes o la insultante y descarada privatización de la sanidad pública catalana. Pero sepan los usuarios de los dichos palos de selfie que aquí me tienen como su crítico más implacable. Por favor, dedícate a fotografiar de otra manera.