lunes, 20 de abril de 2015

Por pedir que no quede

Mi lista de deseos está trufada de sueños imposibles y contradictorios. En primer lugar desearía que la relativa sabiduría que impregna mi madurez se liberara de ciertas adiposidades, desgastes óseos y torpezas físicas y mentales.  No es que pretenda la inmortalidad, pero esto de morir un poco cada día resulta de un masoquismo insufrible. En segundo lugar, o tal vez en primero, pediría una sociedad más justa, más democrática y menos desigual. Para mi la crisis no se acaba con que en España o en Cataluña las cosas funcionen más o menos si el resto del planeta tierra está sobrado de miseria, desigualdades salvajes y atrocidades espeluznantes. Cada vez soporto menos el dolor de los demás, la violencia exacerbada, el choriceo metastásico y la ley del más fuerte. Por pedir, que no quede.