Somos
fotógrafos. Eternos enamorados de la imagen. Casi siempre
mantenemos el objetivo limpio y puro. En ocasiones logramos
magníficas imágenes. Con frecuencia cometemos inexplicables
torpezas. A menudo acariciamos a nuestra cámara como si fuera
nuestra pareja. Normalmente amamos a nuestra pareja como si fuera
nuestro mejor modelo. Deseamos con envidia, obsesión y lascivia las
mejores fotografías, cámaras, modelos y parejas de nuestros
colegas.
Somos
fotógrafos. Cada día nos duele más la espalda y las cervicales. De
tanto Photoshop arden nuestros ojos. Nos marean los excesos
digitales. Nos abruman los cambios tecnológicos. Por eso nos
enojamos con motivo. Sin hacer más comentarios, somos fotógrafos