domingo, 22 de junio de 2014

Calor, verano, vacaciones y fotografía

El 21 de junio disfrutamos del día más largo del año y de la llegada del verano. Calor y fotografía distan de ser la pareja perfecta. Yo hubiera sido incapaz de recorrer Egipto a mediados del siglo XIX cargado de placas de vidrio, colodión húmedo y otros berenjenales semejantes. Bastante tuve, en su día, con revelar y positivar al gelatino-bromuro en plena canícula. Ahora, en cambio, me atrae el verano por las sombras pronunciadas que trato de captar lo mejor que puedo en pantalón corto, camiseta de tirantes, sandalias, gafas de sol, gorra con visera y exceso de crema solar. Si trabajar cansa, resulta matador fotografiar en verano a pleno sol. Más fresquito y con bastante buenos resultados se pueden captar en amaneres y atardeceres. Por la noche podemos, tras tomarnos un refresco o un helado, emular a Weegee o a Brassai. Si no dispones de aire acondicionado en tu hogar o en tu guarida procura revelar digitalmente en el otoño. Entonces será el momento de montar tus álbumes digitales o en papel y colgar las fotos en tu blog o redes sociales. Por otra parte estas semanas de intervalo suelen servir para valorar con más justicia unas fotos que con demasiada frecuencia colgamos de forma compulsiva y no suelen valer casi nada.

Si te vas de vacaciones procura llevarte una cámara ligera. Recuerda ; “a más años y más artrosis, menos peso”. No nos aburras refotografiando monumentos y paisajes que casi todos conocemos. Busca algún tema original y recuerda que tus seres queridos suelen quedar regular sudados, estresados , cansados y desorientados.


Y si apenas tomas fotos en verano no te preocupes. No pasa nada. No se cuantos millones de fotografías se disparan cada día. Recuerda que en el otoño la luz es más hermosa para la cámara y menos castigadora para los seres humanos. Eso sí, ten en cuenta que algún que otro chubasco o tormenta te vas a comer. Así pues no te olvides de tu otoñal cámara todoterreno.