Hay quien trata
de mitigar sus aflicciones amparándose en ciertas creencias religiosas, políticas o sociales.
Otros tratan de olvidar su desamparo con substancias más o menos adictivas. Los
hay que se refugian en la familia, la patria, el deporte, en la ciencia, en el
arte o en el sexo. También son legión quienes confían en la medicina occidental
o en diversas terapias. La fotografía como remedio de casi todos los males no
tiene más recorrido que cualquier otra práctica. Pero alivia, consuela y
reconforta bastantes disfunciones. En cualquier caso siempre puede combinarse la
terapia fotográfica con otros remedios. Usted mismo.