¿Fotografiar abre el apetito?
Mientras se realiza un reportaje o una sesión fotográfica apenas se tiene apetito. Pero al acabar empezamos a acordarnos de nuestro estómago. Los paseos fotográficos suelen ser propicios a desayunos, aperitivos y meriendas. Tomar una buena foto alimenta el ego e inhibe el apetito. Pero los fracasos fotográficos suelen compensarse con excesos gastronómicos.