Mal iríamos si a los fotógrafos irregulares si les aplicase el mismo jarabe de palo que a los pobres inmigrantes irregulares. Afortunadamente no tomar fotos con regularidad no está mal visto, ni se considera una falta o un delito.
En los inicios de la fotografía muchos fotógrafos viajeros podrían encuadrarse en el peyorativo concepto de inmigrantes irregulares. Pero gracias a ellos se difundió la fotografía y al mismo tiempo se empezaron a difundir imágenes fotográficas de casi todos los rincones del mundo.
"Regularizar" una actividad fotográfica puede resultar más o menos fácil para un autóctono o un inmigrante regularizado. Pero para los "sin papeles" no hay manera de ejercer legalmente como fotógrafo profesional, ni medios para practicar la fotografía de aficionado. De todas formas la tecnología digital y la fotografía con teléfono móvil facilita la práctica fotográfica incluso a las personas más socioeconómicamente desvalidas. Sería oportuna una investigación sobre las actividades fotográficas de los inmigrantes irregulares que nos ayudara a conocer mejor su cruda realidad, sus creencias, sus esperanzas y sus ilusiones.