La brevedad de la vida, de los suspiros, de los besos, de los abrazos, de los orgasmos y de las fotografías.
La fotografía moderna se parece demasiado a las cosas buenas de la vida, todo sucede demasiado rápido y en ocasiones a cuentagotas. En cambio las lentas técnicas de la fotografía de mediados del siglo XIX tenían más que ver con los sinsabores, malestares, disgustos y dolores que nos regala generosamente nuestra sufrida existencia. En cualquier caso espero que mi muerte sea breve como una fotografía ultarrápida e indolora como un suave masaje. Supongo que será pedir mucho. Pero por medir que no quede.