Un consorcio que agrupa a los principales fabricantes de
cámaras fotográficas japoneses, coreanos y alemanes acaba de presentar la llamada,
provisionalmente, cámara de inseguridad.
El invento asegura unas fotografías de exacerbada incertidumbre, cargadas de
dudas, saturadas de miedos, sobradas de inquietud y envueltas en misterio. Se
presenta en dos versiones: una cámara puente con sensor de ¾ pulgadas con
colores particularmente saturados y una cámara réflex con sensor completo en
blanco y negro al estilo de las películas de miedo de Fritz Lang, Alfred Hitchcock
o Murnau.
Recomendados encarecidamente estas cámaras a los fotógrafos seguros
de si mismos y a quienes abusan de las imágenes demasiado perfeccionistas y
almibaradas. Están de enhorabuena los amantes de las fotografías imprevisibles,
tenebrosas. Se recomienda suscribir algún tipo de seguro de vida antes de
comprarla. Nunca se sabe lo que puede pasar con estos artefactos. Hasta la
fecha no se han registrado víctimas mortales. Pero tenemos noticias de varios
ataques de pánico y un sinnúmero de
depresiones.