¿A quién no le ha dado un jamacuco mientras
planificaba, tomaba, revelaba, positivaba o retocaba fotografías? Yo he tenido diversos problemas de salud en el cuarto oscuro y con los ordenadores. Los
reveladores y la fijadores nunca me sentaron bien. Ahora me cansan y me irritan
la vista los apaños y optimizaciones de
mis archivos digitales. Quién más, quién menos ha sufrido empujones,
inclemencias climáticas, agresiones o amenazas por intentar tomar alguna foto. ¿Cuántas
veces hemos acabado con los pies escaldados, la espalda destrozada y la cara o
la calva quemada por culpa de unas fotos? Fotografiar es sufrir más de la
cuenta. Pero sarna con gusto no pica.