Si los camaleones fueran fotógrafos captarían unas
imágenes estereoscópicas espectaculares. Seguramente estas imágenes
inmortalizarían escenas de caza que serían admiradas por los mejores fotógrafos
humanos de la naturaleza. Si los humanos fuéramos más camaleónicos actuaríamos
con más discreción de Cartier-Bresson y Joan Colom y nuestras imágenes serían
un paradigma de fotografía estereoscópica. En mi próxima reencarnación me gustaría ser un
camaleón. O al menos un fotógrafo bastante más camaleónico.