Comentan los periódicos el rifirrafe entre el fabricante de bolsos de lujo Gucci y una empresa china que fabricaba sus réplicas en cartón para ser quemadas en rituales funerarios. Al parecer los chinos prefieren afrontar el más allá con el mayor lujo posible. En muchas culturas las familias se arruinan por el entierro de sus seres queridos. En España las aseguradoras hacen negocio con las creencias de muchos inmigrantes y les vendes seguros de entierro con repatriación del cuerpo del finado. Por su parte las funerarias barcelonesas, y supongo que otras, se hacen todo lo posible para que la muerte sea también un lujo.
No me importaría ser enterrado con mis mejores fotografías, mis mejores textos y mi cámara favorita. A ser posible embalsamado dentro de una pirámide egipcia. Seguro que de esta forma el viaje hacia la nada se hace más llevadero.