Casimiro BRUGuÉS, (1902): Ensayos de microfotografía aplicada a la farmacia
A continuación vamos a transcribir una selección de esta obra del doctor Brugués. Es uno de los primeros trabajos sobre fotomicrografía escrito en Barcelona.
“Dibujos y Fotomicrografías
No basta hacer observaciones microscópicas. Es necesario saber deducir las consecuencias de las observaciones. Es indispensable saber lo que puede verse en cada caso particular y para ello es preciso haber hecho la correspondiente práctica de Microscopia, pues no es lo mismo tener un buen microscopio que ser perito en su manejo. Para aprender á observar es muy conveniente representar gráficamente lo observado por medio de dibujos ó por medio de fotografías. Los dos sistemas tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Con el dibujo se puede reproducir con facilidad aquellos detalles más importantes que se vea en una preparación, prescindiendo de todo lo demás, aun operando con operaciones muy medianas y fijándose sólo en los elementos que interesan, es posible sacar dibujos que sean de verdadera utilidad para reconocer los elementos observados en otra preparación; es también posible reunir en un mismo grabado ciertos detalles que se observan en muchas preparaciones; ofrecen también los dibujos la ventaja de prestarse perfectamente al fotograbado ordinario cuando se trata de ilustrar obras. Sin embargo, cuando se trata de reproducir con exactitud matemática la estructura que presenta en su corte longitudinal (radial ó tangencial) o transversal, una raíz, un tallo, una hoja, etc., se presentan muchas dificultades y aun con un minucioso trabajo y empleando la cámara clara, no es posible obtener más que resultados aproximados; nunca puede tener el dibujo la exactitud de la fotografía. Cuando se dispone de preparaciones microscópicas que tengan las debidas condiciones, es posible lograr mediante la Fotomicrografía, reproducciones excelentes que reproducen con toda precisión los menores detalles de la preparación y con las cuáles se pueden medir los elementos con tanta exactitud y con mucha mayor facilidad que en el microscopio con la preparación y los micrómetros ocular y objetivo. Si se dispone de buenos medio fotomicrográficos, en poco tiempo se logra una reproducción exacta de una preparación cuyo dibujo habría requerido algunas horas á pesar de lograr un resultado inferior á la fotografía. Es cierto no obstante, que la fotografía reproduce también los menores defectos de las preparaciones y que muchas, excelentes para la observación directa y para el dibujo, no se prestan en manera alguna á ser fotografiadas; tampoco es posible reunir en una misma fotografía los detalles que, aislados, se encuentran en muchas preparaciones y no se prestan tanto las fotomicrografías al grabado ordinario mediante la zincografía como los dibujos. No puede decirse pues en general cuál de los dos procedimientos lleva la ventaja, pues ambos son utilizables y ambos prestan excelentes servicios.
No se crea que para obtener fotomicrografías se necesita grandes medios; es posible logralas disponiendo de sencillos aparatos con tal de que se tenga paciencia y no se desespere por los primeros é inevitables fracasos de quien principia un nuevo género de trabajo.
A continuación voy á exponer la manera como he procedido en la obtención de las preparaciones microscópicas y de las fotomicrografías que he obtenido, indicando los aparatos de que he dispuesto y los procedimientos empleados con mejores resultados.” (BRUGUÉS, 1902, 7-8)
“IV Fotografías
No he podido disponer de un aparato destinado expresamente á la microfotografía; así es que me he visto obligado á utilizar los medios que tenía á mi disposición. Los ensayos hechos pueden dividirse en dos grupos: I combinación de microscopio y cámara fotográfica; II combinación de linterna de proyecciones y cámara fotográfica. De las dos maneras he obtenido resultados utilizables, si bien con la segunda han sido incomparablemente mejores.
He de observar que la primera condición para obtener microfotografías es que se disponga de cortes perfectos. Es indispensable que sean sumamente delgados, que no haya células superpuestas, que no haya ningún corpúsculo extraño y que los portas y las cubres estén bien limpios. Muchas veces sucede que preparaciones, muy buenas para la observación ó para el dibujo, deben ser desechadas cuando se trata de destinarlas á la fotomicrografía.
I. Combinación de microscopio y cámara fotográfica.-En este procedimiento he empleado el microscopio, sin ocular, en posición horizontal, enlazado directamente con la cámara fotográfica, de la que se había quitado el objetivo, mediante un paño negro á fin de evitar la entrada de la luz por los intersticios. La luz empleada fue la de un mechero ordinario de gas con su correspondiente tubo de cristal, reflejada por el espejo del microscopio. Algunas de las fotografías obtenidas fueron bastante buenas, especialmente las hechas con poco aumento ó de conjunto; en cambio las de detalle resultaron bastante peores, puesto que con el aumento de tiempo de exposición, que llegó en algún caso á 15 minutos, los clichés resultaban muy velados. No entro en detalles respecto á la revelación de los clixés y á la obtención de pruebas positivas, porque no he hecho más que emplear los procedimientos generales de fotografía hoy día sobradamente conocidos. En cuanto á las placas, las más sensibles son las preferibles.
Con los aparatos de que he dispuesto, me resultaba algo difícil obtener una serie de fotografías que representasen las diferentes regiones de cada preparación, y en conjunto el trabajo era muy penoso, sin que los resultados correspondiesen á las molestias que ocasionaban.
Sólo para dar una idea de este procedimiento, incluyo en este trabajo los dos fotograbados que siguen y que están sacados de fotografías de cortes transversales de semilla de mostaza negra y de tallo de muira puama.
Los fotograbados son directos. En ellos no se conservan todos los detalles de las fotografías; sin embargo permiten formarse suficiente cargo de los cortes microscópicos correspondientes. he de advertir que, ni los clichés fotográficos, ni las pruebas positivas, ni los clichés en zinc, han sufrido retoque de ninguna clase.
Los demás grabados que iré intercalando en esta publicación, serán también directos, porque no he creído aplicable el fotograbado ordinario.
Seguramente serían preferibles las fototipias á los fotograbados; pero no me permite acudir á ellas, aun cuando éste habría sido mi deseo, la índole de este trabajo.
2. Combinación de linterna de proyecciones y cámara fotográfica.- Con el fin de evitar que los clichés se velasen con tanta facilidad y para disminuir el tiempo de exposición, acudí en primer lugar al empleo de una linterna de proyecciones alumbrada con luz de petróleo, operando en una habitación obscura y recibiendo la imagen proyectada en la placa deslustrada de la cámara fotográfica, ésta naturalmente sin objetivo. Entre la cámara y la linterna de proyecciones no había ninguna tela, ni fuelle de ninguna clase. La luz era suficiente para impresionar suficientemente las placas con menos de un minuto de exposición, si bien en algunos casos, como en el procedimiento antes indicado y en el que indicaré á continuación, conviene reforzar los clichés con el cloruro de mercurio y el amoniaco. La linterna de proyecciones, ó mejor dicho, el microscopio de proyecciones de que dispuse, no era más que muy mediano, y, sobre todo, tenía el inconveniente de ser muy difícil ponerle bien en foco para que las imágenes resultasen limpias, á causa de no tener más que un tornillo de movimiento rápido para hacer variar la distancia entre la preparación y el objetivo. Por estas varias circunstancias las fotomicrografías así obtenidas resultaron muy desiguales. Algunas de ellas son buenas, otras son algo borrosas, aun cuando las preparaciones microscópicas de que se partió habían sido cuidadosamente hechas, con inclusión de celoidina, haciendo los cortes con el micrótomo de Becker. Como muestra incluyo dos fotograbados que representan cortes transversales de hojas. Uno está hecho con un aumento de 75 diámetros y el otro con un aumento de 100. Otro inconveniente de este procedimiento era que la linterna se calentaba mucho y había que suspender de vez en cuando la operación para que se enfriase algo.
Partiendo de los anteriores resultados, traté de obtenerlos mejores. Pude disponer de un microscopio de proyecciones con linterna para luz Drummont; pero, debiendo trabajar muchas horas consecutivas, no disponiendo de gasómetros apropiados para el oxígeno y no necesitando una luz intensa, substituí el mechero del aparato por un quinqué de gas del alumbrado con mechero Auer, lo que me permitió obtener una luz bastante intensa y muy fija. El objetivo del microscopio de proyecciones detallaba bastante bien, si bien que de una manera desigual en las diferentes partes del campo; pero, tenía el mismo inconveniente con que antes había tropezado, es decir, faltaba el tornillo de movimiento lento y era difícil lograr proyecciones bien limpias. Corregí este defecto, substituyendo toda la parte anterior del aparato, á partir del sistema de lentes de condensación, por el armazón, sin lentes, de un microscopio Nachet, en cuyo tubo atornillé el objetivo del microscopio de proyecciones, por estar convencido, gracias á los ensayos hechos previamente, de que servía para mi objeto. No disponiendo en este caso de una habitación suficientemente obscura, me vi obligado á enlazar el microscopio con la cámara fotográfica mediante una manga de tela negra de cerca de un metro de longitud. Gracias á algunos tanteos, se logró que la parte iluminada de la placa de vidrio deslustrado de la cámara fotográfica fuese aquella en que se lograban imágenes más limpias.
En conjunto, el aparato, montado en dos mesas, era horizontal; constaba de la linterna con luz de gas de mechero Auer y con las lentes condensadoras, del microscopio Nachet sostenido por dos sustentáculos, de la manga de tela, y la cámara fotográfica. Resultaba, pues, el aparato algo complicado; pero, á falta de otro mejor, podía servir perfectamente para el caso.
Una vez averiguado el tiempo de exposición conveniente, que resultó ser de menos de un minuto, la operación resultaba bastante rápida. Puesta la preparación en la platina del microscopio, sostenida con las pinzas de la misma, elegida la región conveniente y puesta en foco, para lo cual era indispensable que fuesen dos los operadores, uno para observar la placa deslustrada y otro para mover el tornillo, se interceptaba el paso de los rayos luminosos mediante una pantalla negra colocada inmediatamente después de la preparación microscópica, se ponía la placa sensible en su chasis, se destapaba éste, se daba nuevamente paso á la luz y se volvía á interceptar una vez terminado el tiempo calculado. Inmediatamente se podía proceder á impresionar nuevas placas con la misma preparación microscópica ó con otras. Costó bastante vencer en este aparato el inconveniente de los reflejos interiores, pero, al cabo se logró corregirlo mediante papel negro mate. La revelación de las placas y la obtención de las pruebas positivas, se hizo por los procedimientos fotográficos usuales.
A fin de que fuesen comparables entre sí las fotomicrografías, operé siempre de la misma manera; así es que la amplificación fue siempre la misma.
Para saber la relación existente entre el diámetro de las preparaciones microscópicas y las dimensiones de la fotografías, esto es, para saber la amplificación real, procedí á hacer una porción de un microscopio Chevalier, que tenía un micrómetro ocular, y un micrómetro objetivo. Luego medí las mismas distancias en las fotomicrografías mediante un compás de electricistas, que permite determinar con rapidez la longitud de distancias de 12 milímetros con la aproximación de una décima de milímetro. Resultó que el aumento era de 127 diámetros.” (BRUGUÉS, 1902, 13-16)
“Estudio de algunas estructuras mediante las fotomicrografías
Sacando fotografías de las diferentes regiones de una misma preparación microscópica (de raíces, tallos, hojas, etc., es posible formarse una idea muy exacta de sus diversos elementos histológicos, ya se consideren éstos aislados, ya reunidos. No disponiendo de medios apropiados, y por otra parte no juzgándolo necesario para el fin que me proponía, no he tratado de obtener con el aumento de 127 diámetros fotografías que representasen toda la preparación microscópica en una sola prueba positiva. He procurado en cambio sacar varios clichés de las diferentes regiones, á fin de pegar en una mismas cartulina, ó en varias, las pruebas positivas convenientemente recortadas según el mismo orden que están en la preparación. Gracias á esta disposición, se representa la estructura microscópica de una manera análoga á lo que se hace con los dibujos y con mucha mayor exactitud.
Según puede verse por los fotograbados que pongo á continuación, el aumento que he empleado es suficiente en la mayoría de casos para ver con claridad todos los detalles interesantes.
Sabiendo el aumento con que estaban hechas las fotografía, es decir, sabiendo que la relación entre las dimensiones representadas en las pruebas positivas y las dimensiones de las preparaciones microscópicas era de 127: 1, era cosa muy factible hacer una proporción de mediciones de elementos anatómicos á partir de las fotomicrografías. Esto es lo que hice, empleando el compás de los electricistas que mide décimas de milímetro y deduciendo del número de décimas de milímetro medidas en la fotografía las dimensiones de la preparación microscópica en milímetros ó milésimas de milímetro.
Los números así encontrados se refieren exclusivamente á las preparaciones empleadas, porque las dimensiones varían en un mismo material según la parte en que se haga los cortes y aún según sea el procedimiento empleado al hacer las preparaciones microscópicas; de todas maneras dan una idea los números encontrados de las dimensiones relativas de unos elementos respecto de otros.
Los fotograbados siguientes son, como los anteriores, directos y sin retoque alguno, habiendo sido sacados de mis microfotografías sin reducción de ninguna clase.” (BRUGUÉS, 1902, 17)
VII. Apéndice. Fotografías sin luz
Como apéndice á este estudio de aplicación de la fotomicrografía á la botánica y á la Materia Farmacéutica Vegetal, considero oportuno indicar los ensayos que he practicado para ver si podía sacar partido de la fotografía en el estudio de algunos materiales de origen vegetal que no presentaran estructura organizada. Estos ensayos son de carácter químico fotográfico y corresponden á una rama muy nueva de la fotografía. Los resultados obtenidos son escasos y muy incompletos; pero, no por eso dejan de ser interesantes. Tal vez, trabajando en el mismo sentido, se llegue á obtener datos de importancia práctica.
Me indujo á hacer estos ensayos un artículo que leí en el diario alemán la Kölniche Zeitung. Leí en él que, si se ponía una hoja de papel impreso con tinta de imprenta en contacto de la capa sensible de una placa fotográfica, se ponía la hoja y la placa en una estufa á una temperatura de 50º á 60º y se mantenía ésta por espacio de unas cuantas horas, después, al revelar la placa, aparecían en ésta las imágenes ó caracteres impresos en el papel, aun cuando en todas estas operaciones no hubieses intervenido para nada la luz.
Este hecho es bien distinto del conocido ya hace mucho tiempo de que los papeles impresos asoleados impresionan por contacto las placas fotográficas á causa de la fosforescencia del papel. No debe confundirse las dos cosas: en el primer caso no interviene la luz y lo negro del papel aparece en negro en la placa revelada, en el segundo actúa la luz y lo negro del papel aparece en blanco en la placa. Las imágenes son, pues, inversas.
En primer lugar quise convencerme de la verdad de las afirmaciones leídas é hice ensayos con papel impreso con tinta litográfica y con tinta de imprenta, operando de la manera indicada en el diario alemán. Los resultados fueron satisfactorios, por más que las imágenes eran bastantes débiles. Fueron más intensas las impresiones producidas por la tinta ordinaria de imprenta que las de la tinta litográfica. Un ensayo hecho con una hoja de la segunda hoja de la segunda edición de la Farmacopea Matritense (año 1762), de tinta por lo tanto muy vieja, no me dio resultado alguno.
Se atribuyen estos singulares fenómenos al desprendimiento de materias volátiles reductoras que actúan sobre el gelatino-bromuro de plata de la placa fotográfica y producen en él una modificación que se reduce por la acción de los reveladores fotográficos.
Traté luego de ver si las esencias producían impresiones semejantes y si su poder reductor era variable con su naturaleza. Ensayé la esencia de trementina, la esencia de clavo, la esencia de bergamota y disoluciones alcohólicas de esencias. Operé de la siguiente manera:
Mojé tiras de papel de filtro con las esencias y con sus disoluciones, dejé secar las tiras á la temperatura ambiente, las apliqué entonces sobre la cara sensible de la misma placa fotográfica, envolví el conjunto en un paño negro y lo sometí á la temperatura de 55º durante doce horas. Las placas fotográficas empleadas en estos experimentos eran muy sensibles (Lumière azul). La esencia de trementina dio en la placa revelada una mancha bastante obscura, la de la bergamota la impresionó poco y la de clavo produjo una impresión intermedia entre las dos primeras en cuanto á intensidad. Las disoluciones alcohólicas dieron manchas menos intensas que las esencias.
Quise ensayar algunas ceras vegetales y, para evitar que se pegasen á la placa fotográfica, seguí otro procedimiento. Principié fundiendo la cera, unté con la cera fundida tiras de papel de filtro, puse encima de las tiras un cartón con agujeros de tamaño distinto y encima la placa fotográfica. El conjunto lo puse en una caja de cartón, la envolví en un paño negro y la sometí a la temperatura de 55º durante catorce horas. Empleé cera del Japón, cera de Carnauba y una mezcla de partes iguales de ambas. En estas condiciones la cera de Japón no impresionó la placa, la de Carnauba la impresionó mucho y la mezcla la impresionó ligeramente.
En estos experimentos empleé una estufa de Gay-Lussac con regulador de temperatura.
Como he dicho, no indico estos ensayos más que en concepto de apéndice á estos ensayos de Microfotografía. No son otra cosa que tanteos en busca de nuevos datos y nuevos métodos de investigación científica. Solamente los he expuesto por considerar que ofrecen alguna novedad y porque es de esperar que por este camino se puede llegar á algo útil.” (BRUGUÉS, 1902, 33-34)
Seguro que hay fotógrafos, investigadores e
historiadores mucho mejores que un servidor. Sin embargo,
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