Otro gallo nos cantaría si agarrásemos con más frecuencia a
las fotografías por los cuernos. En general nuestras miradas, críticas y
apologías suelen estar cargadas de banalidad, buenas intenciones,
sentimentalismo y viejos rencores. Pero a la mayoría nos falta valor y
sabiduría para afrontar una realidad fotográfica que nos embiste como un toro
bravo o que pasa de nosotros como un manso.