Así no se trata a una cámara
El fotógrafo más descuidado de mundo es un santo varón comparado con las nuevas generaciones de usuarios de los teléfonos móviles. Las cámaras de esos aparatos sufren más vejaciones y torturas que un prisionero de la inquisición o de un campo de concentración nazi. El caso es que sus dueños no se suelen preocupar demasiado con el argumento de que cada año renuevan teléfono. Debería crearse una asociación protectora de las cámaras de los dispositivos digitales, un teléfono de emergencias y una página web para denunciar abusos.