Esta patología nada tiene que ver con la encefalopatía
espongiforme o como se escriba. Su
etiología está relacionada con las modernidades digitales. Los afectados no
pueden dejar de tomar fotografías a tontas y a locas. Frecuentemente se dejan
retratar y sobretodo se autorretratan en actitudes poco decorosas y en
ocasiones obscenas. Se reconoce antes a un fotógrafo loco que a un tonto. La
enfermedad se suele contagiar con facilidad. Se desarrolla especialmente en
actos festivos. De momento no tiene
tratamiento.