Me siento fatal, y eso que he tenido un día bastante bueno. La mañana ha sido fresca pero muy soleada. Ramblear, visitar exposiciones, ir de tiendas y tomarme un café me han sentado de maravilla. Para variar me ha tocado estar de pie en el vagón del tren, ya estoy acostumbrado. De todas formas diez minutos de trayecto de Arc de Triomf a Sant Andreu Arenal no matan a nadie. Sin embargo, una joven se ha levantado y me ha ofrecido su asiento con un acento árabe, chador y vestimenta islámica reglamentaria. Decliné su ofrecimiento con un sentido e inquietante agradecimiento.!Tan mal me ha visto esa buena mujer!. Al cabo estaba de buen humor, por la noche había descansado bien y me encontraba perfectamente.
¿Tan mal aspecto tengo? ¿Acaso parezco un anciano? ¿Debo pedir la prejubilación por mis canas y otros signos de decrepitud? La mujer parecía tener buena vista. Sin duda era educada, amable y solidaria. Por otra parte ningún cristiano, ateo o sintoista me ofreció su asiento. Tampoco observé ninguno murmullo o cuchilleo sobre mi mal aspecto. Llevaba una caqueta de Gore-tex, un pantalón de lana Emidio Tucci y unos zapatos Clarks. Todas las prendas de tonos marrones discretos y elegantes. Mi portafolios marrón también hacia juego. Pero mis canas, malditas canas, me traicionaban. ¿Deberé teñirlas como el señor Mariano Rajoy?. Pero antes ponerme unos injertos como el Presidente del Senado José Bono o ese gran cantante llamado Julio Iglesias. Tampoco me iría mal contactar on el entrenador personal del señor José María Aznar. Sobre todo para el tema de las flexiones. Creo que el ex-presidente no me ganaría a caminar. Pero a flexiones y butifarras me dejaba KO. Todo un ejemplo de un tipo que hace unos años no podía dar un paseo de 10 minutos y ahora está hecho todo un machote. Su ejemplo deportivo y con la lengua inglesa es digno del mayor de los elogios. Lástima que no acabe de sintonizar con la fundación FAES.
La solidaridad de esta mujer musulmana desmonta la teoría del Choque de Civilizaciones del ínclito Samuel Huntington. Estamos llenos de prejuicios y yo el primero contra el diferente. Al cabo todos somos seres humanos, compartimos genes y muchos valores. La convivencia intercultural tiene aspectos muy positivos. Es necesario no dejar de señalar los casos más relevantes.