jueves, 14 de enero de 2016

Llamadas perdidas, fotografías perdidas. Cuento de invierno

Recibo demasiadas llamadas perdidas y no tengo por costumbre contestarlas. De hacerle demasiado caso me pasaría el día y la noche pendiente del teléfono móvil como la mayoría de los mortales y de algunos difuntos. Pero desde media mañana, tras desayunar un café con leche con una tostada con pan con tomate y aceite en una cafetería he empezado a recibir fotografías perdidas. La primera era de un cachorro de pastor alemán, la segunda de un gato siamés, la tercera de un conejo blanco, la cuarta de un árbol de Navidad, la quinta de una turista alemana visitando la Sagrada Familia, la sexta de un paquete de libros enviado por Amazón, la séptima y última era un voto extraviado de las últimas elecciones al parlamento español. Ninguna de estas imágenes llevaba remitente, ni parecía tener dueño. Por eso no las publico en mi blog hasta que se aclaren los derechos de autor. En vano he tratado de clarificar el asunto con mi operadora de telefonía. Mis amiguetes expertos en fotografía tampoco saben nada del tema. Por eso escribo esta entrada en busca de la ayuda desinteresada de algún internauta sabelotodo. Tengo miedo de que se traten de imágenes infectadas por algún diabólico virus. En cualquier caso son fotografías desorientadas y desvalidas. Gracias por vuestra ayuda.