martes, 19 de enero de 2016

Sacamuelas, sacafotos

Si los fotógrafos fuésemos algo parecido a los dentistas aliviaríamos el dolor y el malestar con cada fotografía que tomáramos, sacáramos o tirábamos. Los empastes, higienes dentales y blanqueamientos serían como hacer retoques de laboratorio o manipulaciones digitales. Cada nuevo implante se podría comparar a un fotomontaje. El sillón del odontólogo y el asiento del fotógrafo son primos hermanos. Las facturas de una sesión para un book y una cita para una ortodoncia hacen crujir el bolsillo. Tras visitarlos se suele salir más o menos incomodado.