Inicio el año con mal pie. Cuento de Navidad
No podía empezar 2010 de peor manera. Hacía un día soleado y en mi mp3 Concha Buirka cantaba Ojos verdes.
Pasear es una de las mejores cosas que puede hacer un ser humano, relaja el cuerpo y la mente, te ayuda a pensar, a bajar peso y a encontrarte a ti mismo. En este paseo matinal planificaba mentalmente como sería el nuevo año. Con el pensamiento escribía una carta a los Reyes Magos en los que les pedía mucha salud y un poco de suerte.
De pronto todo lo vi negro y caí al suelo. Me levanté dolorido y magullado. Dicen que la muerte es oscuridad. Goethe pedía “más luz” cuando se estaba muriendo. Pero sólo estaba aturdido y con las manos ensangrentadas. Sin comerlo ni beberlo había caído en un foso sin cubrir de la compañía Enher. La tapa metálica que debía cubrirla estaba rota y bien en el fondo. Algunos transeúntes se interesaron por mi estado y me ofrecieron ayuda. Agradecí su generosidad, pero les dije que me veía con fuerzas para llegar al CAP de El Bon Pastor.
Se que no soy un fotógrafo genial, ni siquiera de los buenos. La verdad es que llevo tiempo sin hacer demasiadas fotos. Pero me crezco ante la adversidad. No se como pude sacar mi teléfono móvil nuevecito y componer muy a bulto algunas fotos del foso asesino y alrededores. Sólo pude tomar 4 fotos. 3 eran un primer plano. La cuarta un plano general en dónde se veía el foso en primer plano, al fondo La Maquinista y a la izquierda el Passeig de La Habana.
En el ambulatorio curaron mis heridas y me reconfortaron. Regresé al lugar del accidente y llamé a la guardia urbana para hacer la denuncia. Ahora trato de cuidarme con hielo, caldo vegetal, lectura, películas, documentales y música. He leído obras como Sentido y sensibilidad o Creadores de imágenes. Estar convaleciente es un buena excusa para leer libros de divulgación sanitaria como Cor i Ment. Claus per al benestar físic i emocional. Valentí Fuster y Luis Rojas Marcos explican las intereacciones de los problemas cardiovasculares y los trastornos mentales. Particularmente me ha interesado Mileuristas de Espido Freire, trata de esos jóvenes licenciados y doctores de finales de los noventa y `principios del tercer milenio que sufren para llegar a fin de mes. También me he distraído con documentales un tanto macabros como Auschwitz. Los nazis y la solución final, serie documental de 6 DVD sobre el exterminio de los judíos y otros “enemigos del Tercer Reich”. Gettysburg. Tres días para un destino es una película especialmente sangrienta para quien tiene ganas de venganza y espera que empapelen a Enher, el Excelentísimo Ayuntamiento de Barcelona y ciertas empresas, partidos políticos e individuos que me tocan los huevos día si y día también. Fat City es un film de John Houston sobre el boxeo, sangriento duro y amargo como mis heridas.
En fin, a lo tonto acabo de escribir un cuento de Navidad. Deseo que todo termine bien. Sobretodo en lo concerniente a mi salud y al castigo a ciertos indeseables. Por otra parte me pregunto por que escribo alguna cosa más o menos interesante cada vez que me pasa una desgracia. No podría ser como Balzac que escribía a base de tazas de café o de Proust evocando magdalenas mojadas en leche. De nada me sirve preparar infusiones relajantes o tés que me dan un subidón. Las hierbas sólo me sientan más o menos bien, pero no consigo fabricar la pócima de Asterix. El alcohol me sienta fatal y tengo tanta experiencia con las drogas como cenas con Scarlett Johansson o Noemi Campbel. Debo aceptar que nunca llegaré a nada.
Los traumatismos, contratiempos y desengaños te castigan profundamente, pero al mismo tiempo te despiertan de una rutina y una monotonía desesperanzadoras. También me obsesiona que espere apretar el obturador cada vez que observo o sufro desgracias. Algo debo tener de masoquista. Con lo relajante que resulta fotografiar paisajes bucólicos, rostros fotogénicos o decadentes bodegones.
Que tengáis un buen año.