Simultáneas a 14 tableros. Festa Major de Sant Andreu: 11 ganadas y 3 tablas. 2-12-09, Club Natació Sant Andreu, Barcelona
Este año he “sufrido” menos que el anterior. Sin embargo creo que el nivel medio del grupo ha progresado. He observado pocos errores groseros. La mayoría de los descuidos han sido en posiciones complicadas o de gran tensión, dónde es fácil equivocarse. A mi favor cuenta que conocía mejor el grupo y de que mi visión era mucho mejor que la del año pasado. Ahora ya estoy bastante recuperado de la operación de la vista.
Las simultáneas son cosa de cabeza y de piernas. Este año estoy bastante entrenado. En el gimnasio hago muchos días una hora de bicicleta, eso si, a ritmo de partida por correspondencia. Durante el pasado verano he caminado bastante por el campo y la montaña. En Barcelona también me muevo mucho a pie. Un poco por estilo de vida y por que cada vez me da más asco el metro. Caminar ayuda a pensar, a relajarte, a perder algún que otro kilo y a preparar partidas simultáneas.
Tener la cabeza despejada resulta cada vez más complicado. ¿Quién no tiene problemas por trabajar de más o de menos? ¿Quién no está más o menos atrapado en hipotecas, alquileres o préstamos. ¿Quién no está más o menos perplejo por la globalización, la corrupción o la digitalización de la sociedad?
Es difícil adaptarse a estos tiempos líquidos en los que la prisa y el desencanto nos abruman. Es difícil aceptar que la vida pasa demasiado deprisa y de que no existen recambios para todas las piezas de nuestro cada vez más desfasado y maltrecho organismo.
Para clarificar mis ideas y despejar mi mente comí frugalmente unas lentejas con arroz al curry con un poco de pollo y un mango. Un te negro de Kenia con canela, limón, clavo, jengibre y cardamomo me ayudó a concentrarme en las partidas de la tarde.
Estrategia:
Muchos de los participantes siguen las clases que imparten en el CNSA. Debía tener cuidado y tratar de no buscarme problemas. En general no jugué aperturas muy conocidas o demasiado agresivas.
Planteé un ajedrez lógico y un poco soso. En algunas partidas vi la posibilidad de ganar un peón más o menos envenenado. Creo que comí demasiado y en algún caso se me indigestó. Por otra parte el ajedrez es puro riesgo.
La mayoría de mis adversarios jugaron defensas más bien tranquilas. Pero intentaron complicarme la vida todo lo que pudieron. Este espíritu de lucha resulta encomiable y demuestra la progresión del grupo.
Tuve precaución con los rivales potencialmente más peligrosos. Por otra parte me relajé con algunos rivales que plantearon un juego aparentemente débil. Resulta habitual crecerse en situaciones complicadas y relajarse en posiciones ventajosas y tranquilas. Pero la relajación es la madre de todos los errores, entre ellos de los míos. Sin duda juego mucho peor en las posiciones sórdidas que en las críticas. El ajedrez y la vida son una lucha a muerte por la supervivencia. La pasividad y la falta de ideas nos derrota.
No se si se puede alcanzar la felicidad jugando una partida de ajedrez. Pero dar unas simultáneas te llena de una energía mágica, divina y orgásmica. En ocasiones te sientes un héroe griego o un atleta olímpico. El ego se dispara, pero sin dejar tener los pies en la tierra.
Se puede viajar a través del espacio. Tal vez en un futuro se pueda viajar a través del tiempo. Una simultánea no deja de ser un viaje a través de la mente de varias personas. Sin duda se produce un contacto intelectual íntimo y promiscuo.
Al acercarme a la tercera hora tuve, a mi pesar, que representar el papel de Rambo, Terminator y Harrry el sucio. De esta forma terminaron algunas partidas que ya estaban empezando a durar demasiado.
En fin, estas son más o menos mis reflexiones de una tarde inolvidable. Gracias por invitarme, por vuestra amistad, por la copa y por la mistela.