La ley Wert o el retorno al pasado
Ma asunto, volvemos a los colegios separados por sexos, a las clases de religión católica, apostólica y romana, y a la preeminencia cuasi absoluta de la lengua del imperio. Las víctimas son la enseñanza laica, la coeducación y las lenguas vernáculas. Francisco Franco y sus secuaces deben estar regocijándose en el infierno. Así las cosas, la indignación de las gentes de bien es justas y necesaria.
Por otra parre la indignación de la señora Rigau, aunque justificada, debería tener una mayor amplitud de miras. En primer lugar reconocer que con los recortes que aplica en su departamento los escolares catalanes serán cada día más tontos y en bastantes casos peor alimentados. Señalar, por otra parte, que antes de los recortes los estudiantes catalanes andaban sobrados de fracaso escolar y con un dudoso dominio del inglés y las matemáticas.
Las líneas rojas no son sólo el desprecio del señor Wert por la lengua catalana, la gallega o la vasca. El barco hace aguas por muchos frentes.