Parece que estas galletas están adaptadas al gusto infantil. Yo las prefiero integrales, con poca azucar y menos sal. Por otra parte los príncipes van muy buscados. Casi todos disponen de buenas rentas y lujosos palacios. No saben que es el paro y entienden poco de impuestos. Sin duda cumplen sus funciones con esmero. Pero su trabajo siempre es más gratificante y llevadero que el de una señora de limpieza, un vigilante de seguridad o un pinche de cocina.