Me parece estupenda la idea de recoger y reciclar en la medida de lo posible los arbolitos navideños. Pero también estoy pensando lo decepcionados que estarán. Seguro que creyeron que iban a pasar el resto de sus días cargados de adornos y regalos en felices hogares humanos. El suyo es un destino trágico. Son arrancados a la fuerza del bosque, sobrellevan un viaje taumático en el que muchos mueren. Y cuando creen que llegan al país de jauja pasan directamente a la cola del paro y con suerte del reciclaje.