Uno de los castigos más crueles que se ha inventado ha sido el de forzado crítico de fotografía navideña. La tecnología del teléfono móvil ha elevado esta tortura a la categoría de delito de lesa humanidad. El genial chiste de Forges publicado en El País apunta, además, a que la profesionalización de la actividad de crítico fotográfico navideño estimula la economía. Si pagan bien me apunto.