LOS AMIGOS DE ARISSA. Antoni Arissa y la Agrupació Fotogràfica Saint-Victor (1922-1936)
Por
José Manuel Torres Martínez
Doctor
en Bellas Artes. Licenciado en Geografía e Historia. Historiador de
la fotografía.
Publicado en catalán en la revista Finestrelles
número 16. Centre d'Estudis Ignasi Iglesias, Barcelona, diciembre
2014
El 26 de enero hemos publicado en este blog la biliografía del presente artículo. Este texto está acompañado de un audiovisual del mismo título. Pueden contratarlo por email o a través de este blog.
Introducción
Esta investigación
histórica estudia la evolución de la fotografía en Sant Andreu de
Palomar entre 1922 y 1936. En este trabajo hemos actualizado nuestros
estudios de 1986 y de 1990.
Como en tantos otros
temas la aportación de Joan Clapés resultó decisiva. Veamos lo que
escribió sobre la historia de la fotografía en Sant Andreu:
“Fotògrafs.-
El primer s'establi en 1880; fou el Senyor J. Tresseres. Després
s'han creat nous establiments per aquest ordre: Puigferrat, J.
Rovira, Valdés i d'altres, tots al carrer de Sant Andreu.
A
l'art de la fotografia s'hi han dedicat moltisims, a Sant Andreu,
fins constituir l'associació artística “Víctor”. N'han sortit
veritables artistes, que han alcançat varis premis en diversos
certamens d'aquesta art celebrats. Es la primera associació a
Catalunya d'aquesta mena.” J.
Clapés i Corbera, Joan. (2 edició, 1984). Fulles
històriques de St. Andreu de Palomar II
Volum. La
vida social. Mercats i fires. Arts i oficis.
Pág. 104.
“Agrupació
Fotogràfica “Saint-Víctor”.-Fundada
a Sant Andreu per Antoni Arissa i Asmarats, amb la col.laboració de
Josep Girabal i Tort, i Lluís Batlle i Borés, en l'any 1922, per a
foment de l'art de la llum. Instaurada des de sa fundació en el
local de la Societat Choral “La Lira”, Coroleu 15, on, a més
d'un laboratori a propòsit, amb tots els utensilis necessaris i
modesta biblioteca de tractats pertinents, celebra anyalment una
exposició-concurs, al menys dels treballs dels associats.
“Actualment
compta a la ratlla d'un centenar de socis, després d'uns anys
seguits de força de voluntat i esmerçar-hi esforços per a què
aquesta primera entitat constituida a Catalunya, fos aixi mateix
considerada la primera pels seus fets, ho ha pogut lograr també.
Aquesta
Agrupació ha estat representada en els salons internacionals i de
les principals de fotografia i de les principals ciutats 'Espanya, a
més a més, a quasi totes les exposicions celebrades a Catalunya,
des de l'any 1922, els seus associats hi han obtingut valuosos
premis. En aquest grup més important per la qualitat que per la
quantitat d'artistas aficionats a la fotografia, molts d'ells
distinguits per son bon gust, els quals en bona part han obtingut,
com diem, molts premis, en diversos concursos nacionals i
estrangers.” Clapés
i Corbera, Joan. (2 edició, 1984). Fulles
històriques de St. Andreu de Palomar III Vol VI. Vida social y
biografíes. págs:
19-20.
1.-Breve historia de la A. F.
Saint-Victor
La
llegada del daguerrotipo a Barcelona
El daguerrotipo fue el primer procedimiento fotográfico
conocido de forma universal. Su autor fue el francés Louis Mandé
Daguerre (1787-1851), un pintor y escenógrafo teatral que presentó
públicamente su invento en enero de 1839. La invención del
daguerrotipo no hubiera sido posible sin las investigaciones previas
de Nicéphore Niépce (1765-1833). Paralelamente a la aparición del
daguerrotipo distintos investigadores llegaron independientemente a
crear procesos fotográficos viables: H. Bayard en Francia, F. Talbot
en Inglaterra o H. Florence en Brasil.
La rapidísima difusión de la fotografía en la Ciudad
Condal sólo es posible entenderla en función de la atracción que
ejercía el París del siglo XIX para los europeos en general y para
los barceloneses en particular. Gracias a la relativa proximidad
geográfica y la fuerte expansión socio-económica del principado
los catalanes tuvieron una relación especialmente intensa con París.
Allí se encontraba Pere Felip Monlau en el momento de la difusión
de la daguerrotipia. Monlau notificó a la Academia de Ciencias y
Artes de Barcelona la invención de la daguerrotipia. Tras diversas
gestiones, la RACAB adquirió una cámara y accesorios con los que
Ramon Alabern realizó un daguerrotipo en el Pla del Palau el 10 de
noviembre de 1839. De esta forma se tomó la primera fotografía en
Barcelona, y también en el resto de España.
La
introducción de la fotografía en Sant Andreu de Palomar
Los primeros estudios fotográficos solían instalarse
en las calles más elegantes y transitadas de las ciudades. En Madrid
se ubicaban en los alrededores de la Puerta del Sol. En Sevilla en
las cercanías de la calle Sierpes. En Barcelona en los alrededores
de Las Ramblas.
Según
Mossen Clapés (Fulles
Històriques de Sant Andreu de Palomar.
Barcelona, 2ª edición, 1984) los primeros fotógrafos profesionales
se establecieron a partir de 1880 en la calle “Gran”. El primero
de ellos fue J. Tresserres. A este le siguieron Puigferrat, J.
Rovira, y Valdés, (op. cit. pág. 104. 2ª ed.). No sabemos
demasiado de la actividad de estos profesionales, aunque debieron
realizar sobre todo retratos. El fotógrafo Tomàs Fàbregas refiere
que Tresserres poseía el estudio en el carrer Gran esquina Riera de
Horta y cobraba retratos a unos 5 céntimos. Al otro lado de la calle
estaba el estudio de Rovira acristalado para luz natural. A Fàbregas
no le gustaban los retratos de Valdés que encontraba demasiado
retocados. Fotografía Valdés emplazada en C/Sant Andreu número 233
publicitaba de esta forma sus trabajos: “Recordeu-vos
que els millors retrats de nens els fa aquesta casa. Nuvis i Grups
familiars a preus reduits.”
(L'Andreuenc,
1931). J. C. Rovira ubicada en C/ Sant Andreu número 207 se
anunciaba como especialista en ampliaciones. En su estudio
fotografiaba hasta las 8 de la noche.
Según Josep Girabal, Joan Colomer Rovira utilizaba una
cámara de campaña con formatos desde 10x15 hasta 18 x 24 cm. o más.
Las copias eran en papel de ennegrecimiento directo (P.O.P.) Es
decir, copiadas por contacto al sol.
La fecha de 1880 es un tanto tardía para el
establecimiento de fotógrafos profesionales en Sant Andreu de
Palomar. Durante las primeras décadas de la fotografía existieron
numerosos fotógrafos itinerantes. Sin embargo, no hemos podido
localizar a ninguno en la localidad. La instalación de fotógrafos
profesionales a partir de 1880 puede explicarse por motivos técnicos:
desde 1874 se fabrican industrialmente placas al gelatino-bromuro.
Esta revolucionaria invención era de gran calidad, alta sensibilidad
y larga conservación, simplificando enormemente la toma de
fotografías.
Los
inicios del asociacionismo fotográfico
El excursionismo fotográfico tuvo un amplio desarrollo
en la Cataluña de finales del siglo XIX y de principios del XX.
Muchos excursionistas intentaban capturar con una cámara fotográfica
las imágenes más llamativas que registraba su retina. El Centre
Excursionista de Catalunya fue la entidad pionera en el Principado.
Desde 1904 contó con una importante Sección de Fotografía. Poco a
poco a lo largo de la geografía catalana fueron surgiendo una
multitud de entidades excursionistas que de una u otra forma se
interesaron por la fotografía. Un buen ejemplo es el grupo
excursionista Bon Temps, ubicado en la sociedad andresense Centre
Popular Catalanista de Sant Andreu. Dentro del grupo Bon Temps se
desarrolló un especial interés por la fotografía. En 1904 se formó
una sección fotográfica en la entidad excursionista andresense
presidida por el farmaceútico Cándido Dencàs. Candido fue tío del
médico y político Josep Dencàs i Puigdollers. En la asociación
Bon Temps un Antoni Arissa adolescente, y también un joven Tomàs
Fàbregas, aprendieron del señor Josep Clavería los fundamentos de
la técnica fotográfica. Fàbregas nos comentó en una entrevista el
interés de Clavería por la fotografía en color con las placas
autocromas Lumière y que conservaba alguna de su maestro. En ambos
jóvenes arraigó un insondable interés por la imagen fotográfica.
Arissa acabó dedicándose a la fotografía artística. Tomàs
Fàbregas i Catarineu (1896-1990) se convirtió en uno de los más
notables reporteros del barrio. Fàbregas trabajó toda su vida en la
fábrica Can Fabra y también fue músico. Maxim y Miquel Vinyes
fueron también miembros de Bon Temps. Josep Girabal, en cambio,
aprendió fotografía en el grup excursionista Bon Camí del Casal
Catòlic de Sant Andreu. También debemos citar entidades como la
Agrupació Excursionista Ferroviària y la Agrupació Excursionista
Muntanya(1930), entre otras.
En el ámbito
internacional las primeras asociaciones fotográficas surgen a
mediados del siglo XIX en Londres y en París. Por entonces muchos de
sus miembros se interesaban por las aplicaciones científicas y
técnicas de la fotografía. A lo largo del siglo XIX aparecen
diversas entidades en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. En
1899 nace la Sociedad Fotográfica de Madrid. La mayoría de las
entidades de finales del XIX y principios del XX son asociaciones de
aficionados que cultivan el Pictorialismo. A principios del siglo XX
aparecen asociaciones de fotógrafos profesionales como la Unión
Fotográfica de Barcelona en 1918.
Desde principios del
siglo XX se tienen documentados en Barcelona diversas secciones
fotográficas vinculadas a asociaciones culturales, deportivas,
sindicatos y partidos políticos. Durante la Segunda República estas
asociaciones fotográficas se multiplicaron. La victoria del bando
rebelde significó la desaparición para casi todas. En este contexto
nace, se desarrolla y muere la Agrupació Fotogràfica Saint-Victor
Agrupació
Fotogràfica Saint-Victor
Antoni Arissa i Asmarats (1900-1980), Josep Girabal i
Tort (1901-1996) y Lluís Batlle i Borés (1900-1983) fueron los
miembros fundadores de la Agrupació Fotográfica Saint-Victor en
noviembre de 1922. Su juventud, apenas 21-22 años, contrasta con la
madurez de los promotores de otras asociaciones fotográficas. Según
Girabal la idea de formar una agrupación fotográfica se forjó en
una excursión al monasterio de Sant Cugat del Vallés. La entidad se
ubicó en la Societat Coral La Lira de la calle Coroleu número 15.
En 1933 pasó al número 176 de la calle Gran de Sant Andreu, en la
cervecería “Sport”. La vida social de la A. F. Saint-Victor
estuvo muy condicionada por las excursiones que realizaban todos los
fines de semana que podían. Llegó a contar con más de 100 socios.
Disponía de biblioteca, despacho, sala de exposiciones y un
laboratorio con dos ampliadoras, una vertical y otra horizontal. Se
reunían los lunes por la noche. Organizaban y participaban en
concursos y exposiciones, ofrecían numerosos cursillos y practicaban
el excursionismo fotográfico.
El nombre de Saint-Victor era un homenaje al militar y
químico francés Claude Félix Abel Niépce de Saint-Victor
(1805-1870), primo de Nicéphore Niépce, el inventor del primer
proceso fotográfico viable. Hacia 1848 Saint-Victor inventó el
proceso de vidrio a la albúmina, primer procedimiento fotográfico
que utilizaba placas de vidrio sensibilizadas a la albúmina. Esta
técnica fue particularmente importante porque las placas, una vez
sensibilizadas, se podían conservar durante unas dos semanas. La
sensibilidad de este material era relativamente lenta, entre 5 y 15
minutos de exposición a pleno sol. Pero su calidad era tan buena
como la de un daguerrotipo. Tras la exposición el negativo debía
ser revelado y luego copiado por contacto. A mediados del siglo XIX
fue profusamente utilizado por los fotógrafos viajeros y por los
aficionados al excursionismo. Sin embargo, este proceso tuvo una vida
breve. Desde 1851 fue suplantado por los negativos al colodión
húmedo, más engorrosos, pero mucho más sensibles a la luz. Niépce
de Saint-Victor continuó trabajando con éxito en diversos procesos
fotográficos.
Los fundadores de la Agrupació Fotogràfica
Saint-Victor entendieron la trascendencia que tuvo el invento de Abel
Niépce de Saint-Victor para los fotógrafos-excursionistas. Ya no
era necesario sensibilizar el material en el momento de hacer la
foto. Lo podían tener preparado con mucha anterioridad y salir de
excursión con las placas ya emulsionadas. Hacia 1920 el proceso de
negativo a la albúmina sobre vidrio resultaba obsoleto. Sin embargo
los fundadores de la primera agrupación fotográfica de Sant Andreu
de Palomar entendieron que la aportación de Saint-Victor a la
fotografía de viajes y excursiones fue absolutamente capital.
Los socios acostumbraban a utilizar placas al
gelatino-bromuro y papel fabricado industrialmente. Utilizaban
frecuentemente papel de ennegrecimiento directo según me contaron
Josep Girabal, miembro fundador, y Tomàs Fàbregas, amigo de varios
socios, en las entrevistas que les realicé en 1986. Era costumbre de
los asociados prepararse de forma artesanal los productos químicos
del revelado y positivado. Especialmente a base de glicina y de
metol-hidroquinona. Su técnica convencional era el papel al bromuro.
Utilizaban, entre otros, papeles Velox y Leonar. Aunque muchas de sus
imágenes eran de estilo pictorialista, ni Arissa, ni sus amigos
llegaron a utilizar las llamadas emulsiones nobles como la goma
bicromatada o el bromoleo. Sin embargo, Arissa ampliaba los papeles
comerciales con sales de plata de forma que dieran el aspecto de un
papel Fresson. Para ello utilizaba tramas fotografiadas en placas de
9x12 cm. que interponía entre sus negativos al positivar. El
material de fotografía se podía comprar en comercios como la
Droguería Mañà de la Plaça Mercadal número 35. En esta tienda
sus aprendices se ejercitaban fabricando reveladores, fijadores,
viradores y otros productos fotográficos. Josep Girabal trabajaba
por aquel entonces con una cámara suiza de formato 9x12 cm, con
objetivo 113 mm f.6.8. Girabal expuso en La Lira y en el Casal
Catòlic con el grup excursionista Bon Camí. Ganó diversos premios
en concursos antes y después de la Guerra Civil.
Arissa
fue el miembro más destacado de la agrupación. Llegó a ser
presidente en diversas ocasiones. Colaboró con varias publicaciones
y fue representante de la entidad en la revista de fotografía Art
de la Llum.
Esta publicación estaba redactada íntegramente en catalán, y era
abiertamente catalanista. El inicio de la Guerra Civil significó el
fin de la A. F. Saint-Victor. El local fue asaltado y todo el
material desapareció. Después de la Guerra Civil no volvió a
surgir la Agrupación. J. Girabal nos informó que tras la contienda
varios antiguos socios se reunieron para intentar reflotarla.
La
Agrupació Fotogràfica Saint-Victor se fundó un año antes que la
Agrupació Fotográfica de Catalunya (1923). Este temprano interés
por el asociacionismo fotográfico es una buena muestra de la
vitalidad cultural del ex-municipio de Sant Andreu de Palomar, y en
particular de la importancia del asociacionismo. Durante su
existencia tuvo una intensa vida social. Otros fotógrafos que
participaron con éxito en concursos y exposiciones de la agrupación
fueron, entre otros; Girabal, Bofill, Castells, Pinyol, Máxim y
Clavería. Este último, que trabajaba como administrativo en el
departamento de Hiladuras de Fabra i Coats, fue profesor de
fotografía y llegó a utilizar las placas autocromas Lumière.
Asimismo debemos citar a Tomàs Fàbregas (1896-1990) que, aunque no
perteneció a la asociación porque, según nos confesó en una
entrevista, no disponía del dinero suficiente para la pagar la
cuota, mantuvo relaciones con muchos socios de la entidad. Otro
destacado fotógrafo-excursionista fue Miquel Vinyes i Govern
(1893-1969). Este fotógrafo aficionado tampoco fue socio de
Saint-Victor. Sin embargo, desplegó entre 1920 y 1940 una importante
actividad fotográfica. Vinyes fue en varias ocasiones presidente del
Ateneu Obrer de Sant Andreu. Desde esta entidad organizaba
excursiones por toda Catalunya. Siempre que podía llevaba su aparato
fotográfico, una cámara de placas estereoscópica Voïgtländer.
La
revista Criterium
realizó en la sección Exposiciones
y concursos
una crítica sobre la primera exposición de la asociación que nos
aporta valiosos datos sobre los primeros socios:
“Agrupación
Fotográfica “Saint-Victor”.
Esta simpática
Agrupación constituida recientemente con fines exclusivamente
fotográficos, ha inaugurado sus tareas con una Exposición de
fotografías originales de los asociados, no desprovistas de interés.
El número de las
expuestas supero las 300 y entre ellas vimos algunas ciertamente
afortunadas, dignas de figurar en un Concurso de importancia.
Las de Máximo, por
ejemplo, se destacan notablemente siguiendo, por orden de mérito las
de Clavería, Arissa, Batlle y unas reproducciones acertadísimas de
Girabal.
Para que sirva de
estímulo a los noveles y entusiastas aficionados citaremos los
nombres de todos los expositores: Dalmazo, Arús, Martínez, Ballbé,
Costa, Pomares, Ibars, Campanyá, Sitjá, Boada, Ventura, Garbaccio,
Ribot, Punsà, Deulofeu y Pérez.
Creemos no haber
omitido ninguno, y en este caso suplicamos se nos perdone, pues en el
descuido no hay intención inconfesable.
Esperamos
que en una próxima exposición se señalarán progresos notables y
acaso alguna revelación extraordinaria de alguno de los que hoy se
han insinuado solamente.” (Criterium, 1923,
pág: 175)
Legalización
de la asociación
En el Archivo Histórico del Gobierno Civil de Barcelona
localizamos, gracias a la señora Victoria Bonet, el proceso de
legalización de la asociación de la Agrupación Fotográfica
Saint-Victor. En el Fondo Asociaciones, Caja 436, Expediente 11801,
encontramos lo siguiente:
1.-La solicitud para la creación de la entidad el 15 de
noviembre de 1922.
2.-Los Estatutos del 20 de noviembre de 1922.
3.-Copia del Libro de Actas de 21 de enero de 1924.
4.-Resumen de operaciones de caja desde el 5 de
noviembre de 1922 hasta el 15 de enero de 1924.
5.- Copia del Libro de Actas de 27 de febrero 1931.
Para este investigador la documentación le sabe a poco.
Pero es lo único que queda. De esta forma conocemos el número de
socios, sus tipos, sus cuotas, su estado de cuentas, la dimisión de
sus directivos, donativos, proyectos y cambios de organización.
Desde
el principio queda claro en los estatutos que “La
finalidad
de la Agrupación Fotográfica Saint-Victor es fomentar y estimular
el arte fotográfico.”
La cuota era de 1.10 pesetas al mes. Por entonces muchos trabajadores
no ganaban más de 3 o 4 pesetas al día. La naturaleza de asociación
de fotógrafos aficionados queda clara por los derechos limitados de
los socios profesionales. El numerario o aficionado pagaba 1.10
pesetas al mes. El protector o profesional pagaba “al menos dos
pesetas”, carecía de voz y voto en las asambleas y no podía
formar parte de la junta directiva.
En enero de 1924 la entidad sufrió su primera crisis y
hubo que afrontar varias dimisiones. Entre ellas la del socio
fundador Luis Batlle. Por otra parte en la nueva junta el propio
Arissa deja la presidencia. Por entonces había 35 socios. 13 de los
cuales asistieron a la reunión que nombró nuevo presidente a Manuel
Dalmazo Jové y secretario a Eusebio Ribot Felisart.
Entre el 5 de noviembre de 1922 y el 15 de enero de 1924
hubo unos ingresos de 766.50 pesetas y unos gastos de 701.70 pesetas.
La práctica totalidad de los ingresos provenía de unas cuotas que
oscilaban entre 39 y 64 pesetas mensuales. Los gastos fueron
diversos. La parte del león se la llevó el concurso fotográfico de
1923. Otros gastos importantes fueron generados por la instalación y
mantenimiento del laboratorio, los honorarios del conserje, impresos
y material de oficina
El último documento es de enero de 1931. Asisten a la
Asamblea 29 socios. El balance económico era de unos ingresos de
1399.90 pesetas, unos gastos de 1236.70 pesetas y un saldo favorable
de 163.20 pesetas. El acta refleja el donativo de una ampliadora por
el ingeniero Alfonso Lagorna y el proyecto del señor Arissa de
construir una galería fotográfica en la entidad. La existencia de
un vocal de biblioteca nos informa de la importancia de los libros y
revistas fotográficas que atesoraba la entidad.
Excursionismo
fotográfico
Las
asociaciones de fotógrafos aficionados cultivaban una particular
devoción por el excursionismo. Esta actitud denotaba, en general,
una postura política vinculada al nacionalismo catalán. Por otra
parte, existían inquietudes deportivas, científicas y ecologistas,
entre otras. Según su familia, Antoni Arissa sentía especial
debilidad por ascender al Turó del L’Home. Tal como hemos podido
seguir en la revista Art
de la Llum
o en La
Vanguardia
los miembros de la A. F. Saint-Victor realizaban excursiones todos
los fines de semana que podían. Esta actitud era similar a la de
otros grupos fotográficos. Podemos observar un proceso parecido
siguiendo los boletines de los años veinte de la Agrupació
Fotogràfica de Catalunya.
El
excursionismo fotográfico era una de las actividades fundamentales
de la A. F. Saint-Victor. Acostumbraban a realizar excursiones
mensuales. La mayoría de estas salidas se realizaban en tren por los
alrededores de Barcelona y solían a regresar el mismo día:
Montjuïc, Aiguafreda, Cerdanyola, o el monasterio de Pedralbes eran
algunos de los sitios elegidos. La sociedad fotográfica fomentaba
abiertamente el excursionismo; en junio de 1933 apareció la
siguiente nota en la revista Art
de la Llum;
“Crida:
Ens és plaent notificar als nostres consocis que s'acorda establir
d'avui tres premis, els quals consistiran en material fotogràfic,
sortejats entre aquells associats que assisteixen a tres de les
quatre excursions que es facin cada dos meses.”
El interés por el excursionismo fotográfico era muy poderoso a
principios del siglo XX. De esta forma en 1904 se fundó la Sección
de Fotografía del Centre Excursionista de Catalunya y con la que
contactaría Arissa años después. Los centros excursionistas
realizaron, al menos desde 1876, importantes actividades de
excursionismo fotográfico en Barcelona.
2.-Reflexiones de un comisario de
exposiciones
El
objeto de este apartado es presentar la metodología de trabajo
utilizada en la exposición: Antoni
Arissa (1900-1980), Entre el Pictorialisme i la Nova Visió.
Inaugurada en noviembre de 1990 en el Arxiu Històric de Sant Andreu
de Palomar y en la actualidad sede del Centre d’Estudis Ignasi
Iglésias.
En
1985, tras defender en la Facultad de Geografía e Historia de la
Universidad de Barcelona nuestra tesina Fotografía
y Medicina en el siglo XIX,
afrontamos un estudio sobre la historia de la fotografía en el
antiguo municipio de Sant Andreu de Palomar. Percibimos tres temas
importantes:
1.-La existencia de la Agrupació fotogràfica
Saint-Victor (1922-1936), pionera del asociacionismo fotográfico
barcelonés y catalán.
2.-La estrecha relación entre el excursionismo, la
fotografía y el asociacionismo fotográfico en general.
3.-La figura de Antoni Arissa. Directivo de la A. F.
Saint-Victor, ganador de numerosos premios en concursos y escritor de
artículos fotográficos en las principales revistas de la época.
La investigación topó con graves problemas para
encontrar documentación: falta total de información sobre la A. F.
Saint-Victor y sobre la fotografía en general en entidades como La
Societat Coral La Lira, el Centre Cultural Catalanista, o el Casal
Catòlic. Para colmo la mayoría de libros de historia de la
fotografía de los años setenta y ochenta ignoraban la existencia de
la A. F. Saint-Victor. El crítico Josep Maria Casademont era de los
pocos que conocía su existencia. Lo grave del caso es que tras
publicar la primera historia de A. F. Saint-Victor y tras realizar la
exposición sobre Antoni Arissa la mayoría de eruditos no acabaron
de darse cuenta de la corta pero intensa existencia de la entidad. El
dogma de fe que la A. F. de Catalunya fue la primera entidad
fotográfica barcelonesa y catalana ha sido un mito difícil de
derribar. Eso sí, debemos reconocerle su labor y su trascendencia en
los años 20 y 30 del siglo XX y también en otros periodos. Desde
sus inicios la A. F. de Catalunya presumió de ser la primera de
Catalunya. Pero Antoni Arissa se encargó de proclamar públicamente
la prioridad de la A. F. Saint-Victor (Casademont, 1972, pag 440)
Gracias
a la lectura de la obra de Joan Clapés observamos que había tema
para una buena investigación. Personas como Tomàs Fàbregas, Josep
Girabal, Francesc Castells, Martí Pous o la viuda e hijas de Antoni
Arissa nos facilitaron valiosa información de forma desinteresada. A
destacar los dos álbumes 13x18 cm. con unas 90 fotografías y varias
fotos ampliadas y firmadas por el autor propiedad de la familia
Arissa. El Institut de Estudis Fotogràfics de Catalunya con su
director señor Miquel Galmes y el responsable del archivo señor
Llorenç Raich nos franquearon el acceso a los 1.500 negativos,
diapositivas y estereoscopías que conservaban. También nos
condujeron al señor Ángel Barambio, fotógrafo profesional y
coleccionista que poseía unos 800 negativos 9x12 cm. y varias copias
de época de Arissa. Entre ellos podemos encontrar la mayoría de las
copias publicadas en Art
de la Llum.
También podían localizarse numerosas fotos de excursiones y
retratos de tipos curiosos. En cambio, apenas existían fotografías
familiares. Entre su colección de originales detectamos catorce de
gran calidad. Sin embargo tal vez tan sólo fueran copias de trabajo.
La conservación de las copias era regular. Fue la colección más
importante que localizamos sobre Arissa en 1990. Todo parece indicar
que la colección de negativos del señor Barambio es la base de la
comprada por la Fundación Telefónica. Con ella se instaló en
Madrid, entre junio y septiembre de 2014, la importante exposición
antológica Arissa.
La
sombra y el fotógrafo. 1922-1936.
La exposición de 1990 no hubiera podido realizarse sin
el interés y apoyo de la señora Nuria Postico, archivera del
districte de Sant Andreu y co-comisaria de la misma. Junto con la
señora Postico seleccionamos unos doscientos negativos del IEFC, los
clasificamos temáticamente y encargamos contactos. Saltaba a la
vista que el autor cultivaba estilos contrapuestos: temas
pictorialistas y al estilo de la Nueva Visión. Los negativos
parecían expuestos y revelados normalmente. Arissa disponía de
diversas tramas de positivado de vidrio 9x12, y objetivo suave de
ampliadora. Efectuaba variados virados y diversos papeles entonados.
En 1990 resultaba casi imposible positivar como lo hacía Arissa. Por
eso declinamos la responsabilidad de interpretar sus negativos en el
laboratorio. Afortunadamente localizamos bastantes originales dignos
de ser expuestos. Muchos de ellos eran distintas versiones del mismo
negativo positivado de manera diversa. Por otra parte la exposición
disponía con un apartado especial de copias modernas que mostraban
como era Sant Andreu de Palomar antes de la Guerra Civil Española.
3.-Antoni
Arissa. Entre el Pictorialismo y la Nueva Visión
Antoni Arissa i Asmarats nació en Sant Andreu de
Palomar el 16 de julio de 1900. Arissa carecía de antecedentes
fotográficos en la familia. Su padre, Antonio Arissa Blesa poseía
una imprenta en Caspe 37/Bruc 40. En este negocio paterno entró a
trabajar muy joven. Muy pronto quiso dedicarse a la fotografía
profesional. Pero la presión paterna le llevó a continuar en el
negocio familiar y a dedicarse a la fotografía de aficionado. Por
entonces se libró del servicio militar al pagar su familia la cuota
y por motivos de salud.
Tal
como hemos señalado, Antoni Arissa fue el fotógrafo más destacado
de la A. F. Saint-Victor. Durante la primera quincena de diciembre de
1934 realizó una importante exposición de 26 obras al bromuro en
Centre Popular Catalanista de Sant Andreu. En este Centro tenía su
sede el grupo excursionista Bon Temps, donde se interesaban
especialmente la fotografía y en el que Tomàs Fàbregas dio sus
primeros pasos en el Arte de la Luz. En 1917 Bon Temps disponía,
según Fàbregas, de laboratorio con ampliadora. En enero 1935 la
revista Art
de la Llum
le dedicó un número especial. Esta revista era la publicación
fotográfica catalana más importante del momento. Se trataba de una
revista muy selecta que publicaba artículos y fotografías de gran
calidad. Debemos señalar que esta publicación únicamente dedicó
dos números especiales a artistas del país, siendo del ilustre Dr.
Pla Janini el otro elegido en octubre de 1934. En este mismo número
Andreu Mir, director de la publicación y el crítico Narcis Ricart
Baguer le dedicaron dos detalladas críticas.
Los
felices años veinte. La década prodigiosa
Según Tomàs Fàbregas y Josep Girabal la década de
1920 fue el periodo de mayor creatividad de Arissa. Esta afirmación
se puede corroborar consultando los recortes de prensa y las notas
manuscritas del autor que la familia de Antoni Arissa conservaba en
1990. Casi todas corresponden a la década de 1920.
Durante
estos años participó con éxito en numerosos concursos y se
relacionó con entidades extranjeras como la Royal Photography
Society. Arissa viajó poco fuera de Catalunya. Pero mantuvo una
intensa relación epistolar con fotógrafos españoles y extranjeros.
Especialmente señalada fue la relación que sostuvo con un fotógrafo
holandés desde los años veinte hasta la Guerra Civil. La familia
Arissa lo conocía como “L’avi d’Holanda” (El abuelo de
Holanda). Durante la contienda este señor envío a la familia Arissa
con la etiqueta de “material fotográfico”, leche en polvo y
carne en conserva. Tras el fin de la guerra Arissa trató, sin éxito,
de contactar con su benefactor holandés. Helena Sacasas Arissa,
nieta A. Arissa, encontró una documentación que lo identificacaba
parcialmente. Creemos que se trataba del ingeniero químico y
fotógrafo aficionado Roeland Willem Tuinzing (Rotterdam
1871-Amsterdam, 1952), residente en los años 30 en la población
holandesa de Wageningen. Sabemos
que R. W. Tuinzing editó textos fotográficos desde principios del
siglo XX. En Barcelona publicó, por ejemplo, "Nous avenços en
la preparació de sensibiladors per als raigs infarrojos” en el
Butlletí
de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya
de 1934. Tuinzing colaboraba igualmente con la revista holandesa
Focus.
En el número de agosto de 1934 comentaba en la publicación
holandesa la trayectoria de la revista catalana Art
de la Llum.
También colaboró con la revista Foto,
el Foto Club de Valencia y la R. S. Fotográfica de Zaragoza. En el
diario de la víctima del holocausto holandesa Etty Hillesum
(1914-1943) existen referencias a Maria Tuinzing pariente de Roeland.
Pensamos que algunos miembros de su familia fueron víctimas de los
crímenes contra la humanidad de los nazis.
En
1924 Antoni Arissa ya consiguió publicar en el Anuario
de la Fotografía Española,
patrocinado por la Revista
Fotográfica.
El 14 de octubre 1925 se casó con Margarita Serra
Sellarés. Su viaje de novios fue también un inolvidable periplo
fotográfico por el sur de España. De su matrimonio nacieron 4
hijas: Margarita, Àngela, Conxita y M. Antònia. Los Arissa siempre
vivieron en Sant Andreu de Palomar. Arissa nunca viajó fuera de
España.
En
la “Galería de Aficionados notables:
Antonio
Arissa”,
publicada en El
Progreso Fotográfico
(05-1928) encontramos un retrato magistral del fotógrafo andresense
por parte del periodista Miguel Huertas. El autor destaca su valor de
sus puestas en escenas de aire cinematográfico.
Por
entonces Arissa tenía 27 años, estaba casado, era padre de una
hija, trabajaba de tipógrafo, era presidente de una pequeña
asociación fotográfica con unos 50 miembros y se consideraba un
hombre dichoso. Se había iniciado en la fotografía seis años atrás
a raíz del concurso de la revista Criterium.
Se mostraba interesado en procesos como el bromoleo y el Fresson.
Admiraba a fotógrafos como José Pérez Noguera, Claudi Carbonell,
Ortiz Echagüe y Ricard Carbonell.
Como presidente de la A. F. Saint-Victor Arissa destaca
la actividad, el entusiasmo y las ganas de aprender de sus consocios.
Le acompañaban en la junta Antonio Ibarz como tesorero, Miguel Mauri
como Secretario, Raimundo Cosa como Vicesecretario, Juan Roma como
Primer Vocal, Bernardo Jordá como Segundo Vocal y Pedro Costa como
Adjunto de Laboratorio.
Los
años 30
En 1888 Barcelona contaba con unos 450.000 habitantes,
3.000 aficionados y 23 fotógrafos profesionales, aproximadamente. A
principios de 1930 existían en la ciudad de Barcelona sobre un
millón de habitantes, unas 100.000 cámaras y unos 30.000 fotógrafos
aficionados. Era pues casi una ciudad-paraíso fotográfico. La
Agrupació Fotogràfica de Catalunya era de largo la entidad con más
actividad. Tenía unos 200 socios y organizó 42 de las 70
exposiciones que se celebraron en 1930. Junto con la A. F.
Saint-Victor hay que señalar la actividad de asociaciones como el
Centre Excursionista de Catalunya, la Secció Fotogràfica del Club
Montanyenc Barcelonès, El Circol Artistic Sant Lluc, la Secció
Especial de Fotografía del CADCI o la Secció fotogràfica del
Centre Excursionista Minerva.
La
fotografía como afición en los años treinta era un asunto de gente
más o menos bien asentada. Recordemos que Arissa poseía una
imprenta, Girabal una panadería y Clavería era directivo de la
Fabra i Coats. Pensemos que las excursiones que organizaba la A. F.
Saint-Victor costaban entre 1,50 y 3 pesetas. No sabemos la cuota de
la Saint-Victor en los años 30. Pero en 1923 cobraba 1.10 pesetas
mensuales a los socios. En los años treinta la A. F. de Catalunya
cobraba 3 pesetas al mes a sus asociados. Por entonces una Leica
costaba unas 900 pesetas, una Kodak Retina unas 300. Las cámaras de
9x12 cm. de cierta calidad no bajaban de 200 pesetas. La Kodak
Brownie Baby para niños unas 13 pesetas. Un coche costaba unas 8.000
pesetas. Una radio entre 500 y 1.500 pesetas. En enero de 1936 La
Vanguardia
costaba 15 céntimos y 3.50 pesetas la suscripción mensual. En 1935
la revista
Art de La Llum
se vendía por 1,50 pesetas Photographs
of the year 1928
costaba 15 pesetas, lo mismo que The
American Annual of Photography 1929.
Una subscripción anual a la revista El
Progreso Fotográfico
costaba 15 pesetas. Una ampliadora 9 x12 cm. de calidad como una
Zeiss Ikon Miraphot costaba entre 180 y 250 pesetas. Libros de
técnica fotográfica para profesionales y aficionados costaban entre
5 y 15 pesetas. Los sueldos de un trabajador oscilaban entre 5 y 7
pesetas al día. Pero las mujeres ganaban mucho menos. Un kilo de pan
se compraba por unos 70 céntimos. Sobre 90 céntimos costaba un kilo
de arroz y un kilo de patatas se vendía por unos 30 céntimos. En
1928 la firma Chocolates Amatller vendía sus productos de 1.60 a 4
pesetas los 400 gramos. En
Barcelona se podía comer discretamente por menos de dos pesetas en
un restaurante. Pero un festín gastronómico no bajaba de 5 pesetas.
En
1934 el Hotel Florida del Parque Tibidabo cobraba a 10 pesetas
cubierto. La habitación costaba entre 10 y 15 pesetas.
En diciembre de 1932 la A. F. Saint-Victor cumple 10
años. Así lo contaban en el Butlletí de la A. F. de Catalunya.
“Homenatge a N'Antoni Arissa 14, gener 1933. "La nit del 24 del passat desembre tingue lloc a l'agrupacio Fotografica Saint-Victor la celebracio del X Aniversari de dita entitat, aprofitant-se la festa per a tributar un homenatge, per cert ben merescut, a N'Antoni Arissa primer president de dita entitat i anima de la mateixa. La Festa fou molt agradable...”
Por otra parte las referencias en el Butlletí de la A.
F. de Catalunya a Arissa y a la A. F. Saint-Victor son cordiales y
diversas. Arissa mantuvo muy buenas relaciones con socios como Emili
Godes o Joaquim Plà Janini. El Dr. Plà expuso en la A. F. Saint
Victor en 1931. En 1933 Arissa, E. Godes y N. Ricart expusieron en
Huelva. Sin embargo no tenemos constancia de socios simultáneos de
ambas entidades. Tras la Guerra Civil Francesc Castells Tarradellas,
antiguo socio de la Saint-Victor, se asoció a la A. F. de Catalunya.
El
químico Andreu Pinyol i Carrió (1890-1952) fue también socio de la
Saint-Victor y compañero de excursiones y concursos de Arissa. En
1932 ambos fueron premiados en el “sexto
concurso de
fotografías organizado por la
Agrupación Fotográfica del Ateneo Obrero Martinenc, con motivo de
la fiesta mayor de San Martín, habiendo sido premiadas las
siguientes obras:
Lema,
«X 3», de Antonio Arissa, «Muntanyenc», de Andrés Piñol”
(La
Vanguardia,15-11-1932)
Pinyol
trabajó en la
fábrica de sombreros Valera & Ricci de la Sagrera. Fue
presidente de la Llum Andreuenca. Su archivo lo conserva su nieta
Lourdes Pinyol.
En
diciembre de 1934 Arissa realizó una exposición en el Centre
Popular Catalanista de Sant Andreu. En enero de 1935 la revista Art
de la Llum
le dedicó un número especial. También participó activamente como
jurado en numerosos concursos. Su agridulce experiencia en este tema
es descrita en su artículo “La
buena fe de los jurados”
(El
Progreso Fotográfico,
1929, 07, págs. 147-151).
Durante la Guerra Civil Arissa no fue al frente.
Continuó trabajando en su imprenta. Su actividad fotográfica se
limitó a realizar retratos de identidad que cambiaba por alimentos.
En los años treinta se celebraron diferentes cursillos
de ampliaciones, virajes, revelado de negativos y refuerzo de
negativos en la A. F. Saint-Victor. Destacar la participación como
profesor de virados de Francesc Castells Tarradellas.
Guerra
Civil y posguerra
La
Guerra Civil afectó muy negativamente las actividades fotográficas
de Arissa y de otros miembros de la A. F. Saint-Victor. Durante la
contienda el material fotográfico escaseó. Prácticamente no podían
tomarsse fotos salvo los profesionales con buenos contactos: “Gairebe
sembla innecesari d'explicar que durant la guerra civil va quedar
frenada quasi totalment l'activitat fotogràfica dels aficionats.
Com
a nota anecdòtica cal consignar l'aparició durant aquest periode
d'un document especial, facilitat pel Govern de la Generalitat, que
autoritzava els propietaris de cambra fotogràfica a llur tinença i
utilització.”
(Casademont, 1972, págs. 443,444)
Por eso no hemos encontrado imágenes que reflejen la
vida cotidiana, temas artísticos o aspectos bélicos del conflicto.
Sin embargo, la familia refiere que Arissa retrato a varios
campesinos a cambio de alimentos. En la posguerra continúo
fotografiando. Pero sin la actividad anterior a 1936. Estuvo en
activo hasta los años 70. Arissa falleció a los 79 años en
Barcelona el 14 de febrero de 1980. Lo enterraron en el cementerio de
Sant Andreu de Palomar.
Premios
en concursos
Durante
los años veinte y treinta Arissa llevó una intensa actividad como
concursante y como jurado. En 1922 participó y ganó un premio
extraordinario de 150 pesetas en un concurso organizado por la
revista Criterium.
Comentar
como anécdota que participó en algunos concursos con el nombre de
su mujer Margarita Serra Sellarés. Se hace difícil elaborar una
relación de sus trofeos. Nuestra mejor fuente en 1990 eran los
recortes de prensa, en ocasiones sin fechar, que conservaba su viuda.
Pero revisando la hemeroteca “online” de La
Vanguardia se
puede, en 2014, saber muchos de los concursos que ganó
y en
también los que participó como un reputado jurado. En varios de los
concursos también resultó premiado Josep Girabal, cofundador de la
A.F. Saint-Victor y notable fotógrafo aficionado sobre el que
debería realizarse un estudio detenido.
Arissa también participó en exposiciones
internacionales. Entre sus papeles hemos encontrado las bases de un
concurso de The Royal Photographic Society of Great Britain de 1927.
Técnicas
de positivado
Hemos localizado relativamente pocas copias de época.
En general Arissa positivo con papeles al bromuro:
“Per
noticias particulars sabem que el bon aficionat Sr. Arissa, ha lograt
per mitjants per ell empras, donar a les probes sobre paper al bromur
un acabat molt semblant al conegut i difícil procediment Fresson.
Felicitem
a la bestreta al bon amic Arissa, no dubtant que tal procediment será
en mans seves, un altre motiu que fara que les seves proves tiguin
ara aquell caracteristic segell propi.
“ (Butlleti
AFC,
Any IV, n 31 Maig, 1928, pág. 12)
El misterioso procedimiento de positivado de Antoni
Arissa lo observamos en el archivo que poseía el señor Ángel
Barambio en 1990. Allí pudimos observar un mismo negativo positivado
de diversas maneras. Además del tamaño y del tono se pueden
advertir notables diferencias de grano y nitidez gracias a las tramas
9x12 cm. que Arissa intercalaba en el negativo en el momento de
ampliar.
Las
fotografías
Lo primero que llama la atención de la obra de Arissa
es el abismo que se abre entre sus composiciones pictóricas y sus
fotografías más vanguardistas. Arissa utilizó cámaras entre 9x12
cm. y paso universal. En 1990 la familia conservaba una Leica y una
Olympus adquiridas tras la Guerra Civil. Desconocemos las cámaras
que utilizó en los años veinte y treinta. En su archivo de
negativos hemos localizado clisés de 9x12, 6x9, 6x6, 6x4.5 cm. y de
paso universal. Arissa positivaba habitualmente con papel al bromuro.
Frecuentemente realizaba ampliaciones de 40x50 cm. Solía virar en
tonos sepias, azules y rojos. Se conservan numerosas imágenes de su
viaje de bodas.
Arissa trató el tema de la ciudad moderna, normalmente
su querida Barcelona, utilizando los puntos de vista que preconizaba
la Nueva Visión. Buscaba un nuevo dinamismo visual ejemplificado en
picados casi a vista de pájaro. Los temas rurales, en cambio, están
resueltos en su mayoría de forma pictorialista, utilizando a los
campesinos en poses que de alguna manera recuerdan el estilo de José
Ortiz de Echagüe.
El retrato era uno de sus temas predilectos. Su mujer y
sus cuatro hijas aparecen en numerosas y sugerentes composiciones.
Son todo un ejemplo de cómo plasmar las vivencias de la vida
familiar. En nuestra opinión Arissa eleva este género fotográfico
a la categoría de arte sublime.
Su colección de imágenes de Sant Andreu y sus gentes
también resulta particularmente trascendente. Sobre todo por la
calidad de sus encuadres. Su visión fotográfica, o mejor dicho su
“ojo fotográfico” era increíble. Entre los retratos de gente de
Sant Andreu destacar los realizados al historiador y sacerdote Mossen
Clapés. La complicidad entre modelo y fotógrafo resulta evidente.
Sant
Andreu de Palomar y su entorno realizó algunas de sus mejores
imágenes. Gracias a sus fotografías podemos conocer como era el
ex-municipio en los años veinte y treinta. Sus fotos de Sant Andreu
destilan un impagable ambiente rural. Un buen ejemplo es su aclamada
fotografía El
Ángelus,
con Sant Andreu como fondo.
Las fotografías de viajes y excursiones fueron otro uno
de sus puntos fuertes. Resulta impresionante observar la cantidad y
la calidad de las fotografías que tomó en 1925 durante su viaje de
bodas por tierras andaluzas y castellanas. En este trabajo Arissa
utilizó negativos 9x12 cm. Son notables los retratos a su mujer, y
los autorretratos del matrimonio. Además sacó tiempo para captar
hermosos paisajes y algunos retratos compuestos. Por otra parte, la
geografía catalana está muy representada en su trabajo de fotógrafo
excursionista.
Hemos localizado relativamente pocas fotografías de
Barcelona. Sobre la Ciudad Condal realizó bellas tomas en picado que
suponen un importante cambio de estilo. Estas composiciones estaban
directamente relacionadas con los nuevos aires que corrían en la
fotografía centro-europea de los años treinta y de la que L. Moholy
Nagy sería su mejor representante.
También captó numerosos retratos de pareja y de grupos
de clara temática pictorialista. Los modelos posaban en una
composición que el autor había estudiado previamente. Los retratos
de tema marinero fueron uno de los objetivos preferidos de su cámara.
Arissa también se interesó por el bodegón. Podemos
diferenciar claramente las composiciones de corte clásico con otras
composiciones atrevidas e innovadoras.
Aunque fue un fotógrafo no profesional realizó algunos
trabajos por encargo que, al parecer, estaban directamente
relacionados con la imprenta dónde trabajaba. Destacar sus trabajos
para un escultor y para un fabricante de pelucas.
Los personajes de las fotografías más pictorialistas
eran desconocidos para la familia en 1990. En general no ha sido
posible identificar el lugar de la toma.
Su viuda conservaba en su domicilio dos álbumes con
unas noventa fotografías. Muchas de su viaje de bodas. La mayoría
son imágenes ampliadas a 13 x 18 cm. con algunos virados azules y
rojizos.
La
familia poseía positivos de muchos de los negativos seleccionados
para la exposición. Arissa reencuadraba bastante los retratos. Tal
vez no disponía de objetivo de retrato. Apenas hemos encontrados
originales de las fotografías que aparecen en el número especial de
las revista Art
de la Llum.
Desde el primer momento contrasta la concepción de su
trabajo pictorialista con otros encuadres más modernos. Hay que
señalar el viaje de novios que realizó por Granada, Córdoba,
Sevilla y Toledo. Por motivos obvios, su mujer y el mismo fueron los
temas fotográficos centrales.
Hemos encontrado pocos bodegones. Según su familia
utilizaba muchos “trucos” fotográficos. Podrían clasificarse
como pictorialistas y tradicionales.
Arissa
lector y escritor
De
su biblioteca la familia sólo conservaba en 1990 un tomo de la
revista Art
de la Llum.
Por sus notas y recortes sabemos que seguía
publicaciones
como
Criterium, Foto y
El
Progreso Fotográfico.
La familia nos informó que Arissa era también aficionado a la
poesía. Sin embargo, no hemos encontrado poemas suyos, ni libros de
poesía. Por otra parte quisiéramos destacar la calidad literaria de
sus artículos. En especial “Los niños y la fotografía”,
El
Progreso Fotográfico.
(agosto 1928, págs. 184-185)
Por
su artículo “Los
álbums de los salones internacionales”
publicado en El
Progreso Fotográfico,
(05-1928, págs. 100-101), se sabe que Arissa leía, consultaba y
estudiaba revistas, anuarios y catálogos como Photograms,
The American Annual, Album del Salón Internacional de París y
Luci
ed Ombre.
En
este artículo Arissa recomienda estar al día del trabajo de los
mejores fotógrafos consultando catálogos de exposiciones, anuarios
y recopilaciones fotográficas. Gracias a este alimento intelectual y
visual el aficionado logrará mejores fotos. Por otra parte el autor
debe buscar la inspiración a quien Arissa compara con una mujer
deseada que nos depara la mejor de sus sonrisas.
Arissa
escribió artículos fotográficos en la publicación El
Cor del Poble.
Publicada en Barcelona entre 1929 y 1930:
“Nueva
revista.-En primeros de Mayo próximo aparecerá en San Andrés una
revista bilingüe portavoz de la barriada y que dedicará una página
a la Fotografía. De redactarla ha sido encargado nuestro querido
amigo el notable aficionado don Antonio Arissa.”
Foto,
1929/10 pág. 14)
Arissa
se relacionó con diversas entidades excursionistas como el Centre
Excursionista de Catalunya o el Centre Excursionista de Gràcia. En
el Llibre
d'actes de la Secció de Fotografia del CEC
encontramos dos referencias:
“Es
dona compte de la demanda per els senyors Ricart i Antoni Arissa de
saló d'exposicions de la secció de per fer-hi una exposició de les
fotografies recollides per a l'homenatge al sr. Miguel Huertas a lo
que s'acorda accedir sempre que dites obres siguin previament
revisades per la junta d'aquesta secció i quina obertura serà el
dia 10 del proper juny.”
(Llibre
d'actes de la Secció de Fotografia del CEC,10
de maig de 1929)
“Es
dona comte d'haber rebut invitacions de l'agrupació fotogràfica st
Victor convidant a l'inauguració del seu nou estage social.”
(Llibre
d'actes de la Secció de Fotografia del CEC,
5 d'octubre de 1931)
En
ocaiones Arissa era un crítico fotográfico implacable. En junio de
1927 la revista El
Progreso Fotográfico
publicó una dura crítica sobre una exposición fotográfica
celebrada en el CEC:
“En
tres de las Salas de nuestra primera entidad excursionista están
expuestas al público un interesante conjunto de fotografías de sus
socios. A primera vista, y prescindiendo naturalmente de la Sala
dedicada a fotografías de deportes de invierno (pues sabemos de
antemano lo que veremos en ella o cuál es su finalidad), nos damos
cuenta de que visitamos una Exposición de obras de fotógrafos
excursionistas, por la diversidad de sus asuntos y documentación de
bellos lugares, excluyendo, claro está, de esta consideración, en
limitado número de pruebas que, por su acabada ejecución, destacan
ventajosamente del importante resto.
En general, no vemos
en esta Exposición aquellas obras premeditadas, de trípode seguro y
encuadramiento rebuscado que, a veces con un poco de espera, un leve
rayo de sol nos hace resaltar un término o nos define un infinito…
Nos hablan claramente en la febrosidad del artista caminante que
mientras pierde un tiempo en el enfocamiento de un crepúsculo
tempestuoso que a él le cautiva, obliga a sus compañeros a alejarse
apresuradamente del incógnito desenlace de aquel caer de la tarde.
Ciertamente
nos duele que una entidad que cuenta con un selecto número de
fotógrafos no haya demostrado plenamente que pueden y saben hacer
una Exposición digna de alabanza ahora, en estos momentos en que
todos los que a este arte nos dedicamos parece despertamos de un
sopor que mutuamente nos transmitíamos, que la prensa local nos
ofrece sus páginas y nos da apoyo, que celebramos las primicias de
un Salón Español de Fotografía y estamos en vísperas de un
Internacional. Ahora era tiempo amigos, de que nos demostraseis
prácticamente que se puede hacer fotografía documental sin perder
aquella nota artística que le dignifica y no decae en el deplorable
efecto de postal ampliada: en el campo, concibiendo ideas, y en el
laboratorio, dándoles vida con adecuados procedimientos. No queremos
con nuestras palabras enseñaros nada, pues sobradamente tenéis
demostrado en varias ocasiones vuestras aptitudes. Aceptalas como
estímulo, como ruego, para que vosotros, los que podéis con vuestro
criterio, no hagáis lo que la mayoría, fotografiar: con un buen
aparato y escasos conocimientos todo el mundo es apto. Cread, esa es
vuestra misión, en estos bellos parajes, en nuestros momentos
exuberantes en vegetación, en movimiento, en luz; en nuestras
calles, en todas partes encontraréis motivos suficientes para crear,
recordando, no obstante, los lugares visitados. Merecen ser citadas
en primer lugar las colecciones de Claudio Carbonell, quien nos
demuestra una vez más su perfecto conocimiento del arte de la luz.
Los interiores de R. Carbonell y los no menos interesantes de
Joaquín Torras. Los retratos de Francisco Blasi, siendo muy
acabados, les falta naturalidad, nota imprescindible para el fin
propuesto por su autor. M. Gausachs expone una colección espléndida
por sus asuntos, no por su pintura, que a nuestro entender la
desmerece, y por este orden podríamos ir citando algunas más, que
desistimos por falta de espacio.”
(ARISSA,
El
Progreso Fotográfico,
1927, junio, 139)
Arissa
colaboró como crítico de la revista barcelonesa Foto
entre 1928-1932 y desde el número uno. Seguramente allí conoció
los artículos de ingeniero químico R. W. Tuinzing. Su labor
periodística le permitió contactar con diversas personalidades y
entidades fotográficas:
“Centre
Excursionista de Gràcia.
Secció
de fotografia. La revista Foto es dignà enviar el seu delegat senyor
Arissa per a visitar el nostre segon Saló i fer-ne una Crítica en
un dels seus números. Al mateix temps es proposen reproduir algunes
de les obres exposades. Agraim les atencions de la revista Foto
envers la nostra secció.”
Mai
Enrera.
(agost de 1929, Número 55. )
Conclusiones
Antoni Arissa ha sido el artista-fotógrafo más
reconocido de Sant Andreu durante las décadas de 1920 y 1930. Las
adversidades de la posguerra le impidieron dedicarse a la fotografía
con la intensidad de antes. Su obra está a caballo ente el
Pictorialismo y la Nueva Visión. Sus fotografías pueden y deben
compararse favorablemente con la de los grandes maestros de la
fotografía catalana y española de su época. Sólo nos resta
esperar que esta investigación tenga continuidad en la recuperación
de la obra de otros importantes fotógrafos de Sant Andreu de
Palomar. Tal es el caso de Tomàs Fàbregas, Josep Girabal, Lluís
Batlle, Miquel Vinyes, Andreu Pinyol y Francesc Castells, notables
fotógrafos y compañeros de generación de Antoni Arissa.