jueves, 22 de enero de 2015

LOS AMIGOS DE ARISSA. Antoni Arissa y la Agrupació Fotogràfica Saint-Victor (1922-1936)




LOS AMIGOS DE ARISSA. Antoni Arissa y la Agrupació Fotogràfica Saint-Victor (1922-1936)


Por José Manuel Torres Martínez

Doctor en Bellas Artes. Licenciado en Geografía e Historia. Historiador de la fotografía.

Publicado en catalán en la revista Finestrelles número 16. Centre d'Estudis Ignasi Iglesias, Barcelona, diciembre 2014

El 26 de enero hemos publicado en este blog la biliografía del presente artículo. Este texto está acompañado de un audiovisual del mismo título. Pueden contratarlo por email o a través de este blog.
Introducción

Esta investigación histórica estudia la evolución de la fotografía en Sant Andreu de Palomar entre 1922 y 1936. En este trabajo hemos actualizado nuestros estudios de 1986 y de 1990.

Como en tantos otros temas la aportación de Joan Clapés resultó decisiva. Veamos lo que escribió sobre la historia de la fotografía en Sant Andreu:

Fotògrafs.- El primer s'establi en 1880; fou el Senyor J. Tresseres. Després s'han creat nous establiments per aquest ordre: Puigferrat, J. Rovira, Valdés i d'altres, tots al carrer de Sant Andreu.

A l'art de la fotografia s'hi han dedicat moltisims, a Sant Andreu, fins constituir l'associació artística “Víctor”. N'han sortit veritables artistes, que han alcançat varis premis en diversos certamens d'aquesta art celebrats. Es la primera associació a Catalunya d'aquesta mena.” J. Clapés i Corbera, Joan. (2 edició, 1984). Fulles històriques de St. Andreu de Palomar II Volum. La vida social. Mercats i fires. Arts i oficis. Pág. 104.

Agrupació Fotogràfica “Saint-Víctor”.-Fundada a Sant Andreu per Antoni Arissa i Asmarats, amb la col.laboració de Josep Girabal i Tort, i Lluís Batlle i Borés, en l'any 1922, per a foment de l'art de la llum. Instaurada des de sa fundació en el local de la Societat Choral “La Lira”, Coroleu 15, on, a més d'un laboratori a propòsit, amb tots els utensilis necessaris i modesta biblioteca de tractats pertinents, celebra anyalment una exposició-concurs, al menys dels treballs dels associats.

Actualment compta a la ratlla d'un centenar de socis, després d'uns anys seguits de força de voluntat i esmerçar-hi esforços per a què aquesta primera entitat constituida a Catalunya, fos aixi mateix considerada la primera pels seus fets, ho ha pogut lograr també.

Aquesta Agrupació ha estat representada en els salons internacionals i de les principals de fotografia i de les principals ciutats 'Espanya, a més a més, a quasi totes les exposicions celebrades a Catalunya, des de l'any 1922, els seus associats hi han obtingut valuosos premis. En aquest grup més important per la qualitat que per la quantitat d'artistas aficionats a la fotografia, molts d'ells distinguits per son bon gust, els quals en bona part han obtingut, com diem, molts premis, en diversos concursos nacionals i estrangers.” Clapés i Corbera, Joan. (2 edició, 1984). Fulles històriques de St. Andreu de Palomar III Vol VI. Vida social y biografíes. págs: 19-20.



1.-Breve historia de la A. F. Saint-Victor

La llegada del daguerrotipo a Barcelona

El daguerrotipo fue el primer procedimiento fotográfico conocido de forma universal. Su autor fue el francés Louis Mandé Daguerre (1787-1851), un pintor y escenógrafo teatral que presentó públicamente su invento en enero de 1839. La invención del daguerrotipo no hubiera sido posible sin las investigaciones previas de Nicéphore Niépce (1765-1833). Paralelamente a la aparición del daguerrotipo distintos investigadores llegaron independientemente a crear procesos fotográficos viables: H. Bayard en Francia, F. Talbot en Inglaterra o H. Florence en Brasil.

La rapidísima difusión de la fotografía en la Ciudad Condal sólo es posible entenderla en función de la atracción que ejercía el París del siglo XIX para los europeos en general y para los barceloneses en particular. Gracias a la relativa proximidad geográfica y la fuerte expansión socio-económica del principado los catalanes tuvieron una relación especialmente intensa con París. Allí se encontraba Pere Felip Monlau en el momento de la difusión de la daguerrotipia. Monlau notificó a la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona la invención de la daguerrotipia. Tras diversas gestiones, la RACAB adquirió una cámara y accesorios con los que Ramon Alabern realizó un daguerrotipo en el Pla del Palau el 10 de noviembre de 1839. De esta forma se tomó la primera fotografía en Barcelona, y también en el resto de España.

La introducción de la fotografía en Sant Andreu de Palomar

Los primeros estudios fotográficos solían instalarse en las calles más elegantes y transitadas de las ciudades. En Madrid se ubicaban en los alrededores de la Puerta del Sol. En Sevilla en las cercanías de la calle Sierpes. En Barcelona en los alrededores de Las Ramblas.

Según Mossen Clapés (Fulles Històriques de Sant Andreu de Palomar. Barcelona, 2ª edición, 1984) los primeros fotógrafos profesionales se establecieron a partir de 1880 en la calle “Gran”. El primero de ellos fue J. Tresserres. A este le siguieron Puigferrat, J. Rovira, y Valdés, (op. cit. pág. 104. 2ª ed.). No sabemos demasiado de la actividad de estos profesionales, aunque debieron realizar sobre todo retratos. El fotógrafo Tomàs Fàbregas refiere que Tresserres poseía el estudio en el carrer Gran esquina Riera de Horta y cobraba retratos a unos 5 céntimos. Al otro lado de la calle estaba el estudio de Rovira acristalado para luz natural. A Fàbregas no le gustaban los retratos de Valdés que encontraba demasiado retocados. Fotografía Valdés emplazada en C/Sant Andreu número 233 publicitaba de esta forma sus trabajos: “Recordeu-vos que els millors retrats de nens els fa aquesta casa. Nuvis i Grups familiars a preus reduits.” (L'Andreuenc, 1931). J. C. Rovira ubicada en C/ Sant Andreu número 207 se anunciaba como especialista en ampliaciones. En su estudio fotografiaba hasta las 8 de la noche.

Según Josep Girabal, Joan Colomer Rovira utilizaba una cámara de campaña con formatos desde 10x15 hasta 18 x 24 cm. o más. Las copias eran en papel de ennegrecimiento directo (P.O.P.) Es decir, copiadas por contacto al sol.

La fecha de 1880 es un tanto tardía para el establecimiento de fotógrafos profesionales en Sant Andreu de Palomar. Durante las primeras décadas de la fotografía existieron numerosos fotógrafos itinerantes. Sin embargo, no hemos podido localizar a ninguno en la localidad. La instalación de fotógrafos profesionales a partir de 1880 puede explicarse por motivos técnicos: desde 1874 se fabrican industrialmente placas al gelatino-bromuro. Esta revolucionaria invención era de gran calidad, alta sensibilidad y larga conservación, simplificando enormemente la toma de fotografías.



Los inicios del asociacionismo fotográfico

El excursionismo fotográfico tuvo un amplio desarrollo en la Cataluña de finales del siglo XIX y de principios del XX. Muchos excursionistas intentaban capturar con una cámara fotográfica las imágenes más llamativas que registraba su retina. El Centre Excursionista de Catalunya fue la entidad pionera en el Principado. Desde 1904 contó con una importante Sección de Fotografía. Poco a poco a lo largo de la geografía catalana fueron surgiendo una multitud de entidades excursionistas que de una u otra forma se interesaron por la fotografía. Un buen ejemplo es el grupo excursionista Bon Temps, ubicado en la sociedad andresense Centre Popular Catalanista de Sant Andreu. Dentro del grupo Bon Temps se desarrolló un especial interés por la fotografía. En 1904 se formó una sección fotográfica en la entidad excursionista andresense presidida por el farmaceútico Cándido Dencàs. Candido fue tío del médico y político Josep Dencàs i Puigdollers. En la asociación Bon Temps un Antoni Arissa adolescente, y también un joven Tomàs Fàbregas, aprendieron del señor Josep Clavería los fundamentos de la técnica fotográfica. Fàbregas nos comentó en una entrevista el interés de Clavería por la fotografía en color con las placas autocromas Lumière y que conservaba alguna de su maestro. En ambos jóvenes arraigó un insondable interés por la imagen fotográfica. Arissa acabó dedicándose a la fotografía artística. Tomàs Fàbregas i Catarineu (1896-1990) se convirtió en uno de los más notables reporteros del barrio. Fàbregas trabajó toda su vida en la fábrica Can Fabra y también fue músico. Maxim y Miquel Vinyes fueron también miembros de Bon Temps. Josep Girabal, en cambio, aprendió fotografía en el grup excursionista Bon Camí del Casal Catòlic de Sant Andreu. También debemos citar entidades como la Agrupació Excursionista Ferroviària y la Agrupació Excursionista Muntanya(1930), entre otras.

En el ámbito internacional las primeras asociaciones fotográficas surgen a mediados del siglo XIX en Londres y en París. Por entonces muchos de sus miembros se interesaban por las aplicaciones científicas y técnicas de la fotografía. A lo largo del siglo XIX aparecen diversas entidades en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. En 1899 nace la Sociedad Fotográfica de Madrid. La mayoría de las entidades de finales del XIX y principios del XX son asociaciones de aficionados que cultivan el Pictorialismo. A principios del siglo XX aparecen asociaciones de fotógrafos profesionales como la Unión Fotográfica de Barcelona en 1918.

Desde principios del siglo XX se tienen documentados en Barcelona diversas secciones fotográficas vinculadas a asociaciones culturales, deportivas, sindicatos y partidos políticos. Durante la Segunda República estas asociaciones fotográficas se multiplicaron. La victoria del bando rebelde significó la desaparición para casi todas. En este contexto nace, se desarrolla y muere la Agrupació Fotogràfica Saint-Victor

Agrupació Fotogràfica Saint-Victor

Antoni Arissa i Asmarats (1900-1980), Josep Girabal i Tort (1901-1996) y Lluís Batlle i Borés (1900-1983) fueron los miembros fundadores de la Agrupació Fotográfica Saint-Victor en noviembre de 1922. Su juventud, apenas 21-22 años, contrasta con la madurez de los promotores de otras asociaciones fotográficas. Según Girabal la idea de formar una agrupación fotográfica se forjó en una excursión al monasterio de Sant Cugat del Vallés. La entidad se ubicó en la Societat Coral La Lira de la calle Coroleu número 15. En 1933 pasó al número 176 de la calle Gran de Sant Andreu, en la cervecería “Sport”. La vida social de la A. F. Saint-Victor estuvo muy condicionada por las excursiones que realizaban todos los fines de semana que podían. Llegó a contar con más de 100 socios. Disponía de biblioteca, despacho, sala de exposiciones y un laboratorio con dos ampliadoras, una vertical y otra horizontal. Se reunían los lunes por la noche. Organizaban y participaban en concursos y exposiciones, ofrecían numerosos cursillos y practicaban el excursionismo fotográfico.

El nombre de Saint-Victor era un homenaje al militar y químico francés Claude Félix Abel Niépce de Saint-Victor (1805-1870), primo de Nicéphore Niépce, el inventor del primer proceso fotográfico viable. Hacia 1848 Saint-Victor inventó el proceso de vidrio a la albúmina, primer procedimiento fotográfico que utilizaba placas de vidrio sensibilizadas a la albúmina. Esta técnica fue particularmente importante porque las placas, una vez sensibilizadas, se podían conservar durante unas dos semanas. La sensibilidad de este material era relativamente lenta, entre 5 y 15 minutos de exposición a pleno sol. Pero su calidad era tan buena como la de un daguerrotipo. Tras la exposición el negativo debía ser revelado y luego copiado por contacto. A mediados del siglo XIX fue profusamente utilizado por los fotógrafos viajeros y por los aficionados al excursionismo. Sin embargo, este proceso tuvo una vida breve. Desde 1851 fue suplantado por los negativos al colodión húmedo, más engorrosos, pero mucho más sensibles a la luz. Niépce de Saint-Victor continuó trabajando con éxito en diversos procesos fotográficos.

Los fundadores de la Agrupació Fotogràfica Saint-Victor entendieron la trascendencia que tuvo el invento de Abel Niépce de Saint-Victor para los fotógrafos-excursionistas. Ya no era necesario sensibilizar el material en el momento de hacer la foto. Lo podían tener preparado con mucha anterioridad y salir de excursión con las placas ya emulsionadas. Hacia 1920 el proceso de negativo a la albúmina sobre vidrio resultaba obsoleto. Sin embargo los fundadores de la primera agrupación fotográfica de Sant Andreu de Palomar entendieron que la aportación de Saint-Victor a la fotografía de viajes y excursiones fue absolutamente capital.

Los socios acostumbraban a utilizar placas al gelatino-bromuro y papel fabricado industrialmente. Utilizaban frecuentemente papel de ennegrecimiento directo según me contaron Josep Girabal, miembro fundador, y Tomàs Fàbregas, amigo de varios socios, en las entrevistas que les realicé en 1986. Era costumbre de los asociados prepararse de forma artesanal los productos químicos del revelado y positivado. Especialmente a base de glicina y de metol-hidroquinona. Su técnica convencional era el papel al bromuro. Utilizaban, entre otros, papeles Velox y Leonar. Aunque muchas de sus imágenes eran de estilo pictorialista, ni Arissa, ni sus amigos llegaron a utilizar las llamadas emulsiones nobles como la goma bicromatada o el bromoleo. Sin embargo, Arissa ampliaba los papeles comerciales con sales de plata de forma que dieran el aspecto de un papel Fresson. Para ello utilizaba tramas fotografiadas en placas de 9x12 cm. que interponía entre sus negativos al positivar. El material de fotografía se podía comprar en comercios como la Droguería Mañà de la Plaça Mercadal número 35. En esta tienda sus aprendices se ejercitaban fabricando reveladores, fijadores, viradores y otros productos fotográficos. Josep Girabal trabajaba por aquel entonces con una cámara suiza de formato 9x12 cm, con objetivo 113 mm f.6.8. Girabal expuso en La Lira y en el Casal Catòlic con el grup excursionista Bon Camí. Ganó diversos premios en concursos antes y después de la Guerra Civil.

Arissa fue el miembro más destacado de la agrupación. Llegó a ser presidente en diversas ocasiones. Colaboró con varias publicaciones y fue representante de la entidad en la revista de fotografía Art de la Llum. Esta publicación estaba redactada íntegramente en catalán, y era abiertamente catalanista. El inicio de la Guerra Civil significó el fin de la A. F. Saint-Victor. El local fue asaltado y todo el material desapareció. Después de la Guerra Civil no volvió a surgir la Agrupación. J. Girabal nos informó que tras la contienda varios antiguos socios se reunieron para intentar reflotarla.

La Agrupació Fotogràfica Saint-Victor se fundó un año antes que la Agrupació Fotográfica de Catalunya (1923). Este temprano interés por el asociacionismo fotográfico es una buena muestra de la vitalidad cultural del ex-municipio de Sant Andreu de Palomar, y en particular de la importancia del asociacionismo. Durante su existencia tuvo una intensa vida social. Otros fotógrafos que participaron con éxito en concursos y exposiciones de la agrupación fueron, entre otros; Girabal, Bofill, Castells, Pinyol, Máxim y Clavería. Este último, que trabajaba como administrativo en el departamento de Hiladuras de Fabra i Coats, fue profesor de fotografía y llegó a utilizar las placas autocromas Lumière. Asimismo debemos citar a Tomàs Fàbregas (1896-1990) que, aunque no perteneció a la asociación porque, según nos confesó en una entrevista, no disponía del dinero suficiente para la pagar la cuota, mantuvo relaciones con muchos socios de la entidad. Otro destacado fotógrafo-excursionista fue Miquel Vinyes i Govern (1893-1969). Este fotógrafo aficionado tampoco fue socio de Saint-Victor. Sin embargo, desplegó entre 1920 y 1940 una importante actividad fotográfica. Vinyes fue en varias ocasiones presidente del Ateneu Obrer de Sant Andreu. Desde esta entidad organizaba excursiones por toda Catalunya. Siempre que podía llevaba su aparato fotográfico, una cámara de placas estereoscópica Voïgtländer.

La revista Criterium realizó en la sección Exposiciones y concursos una crítica sobre la primera exposición de la asociación que nos aporta valiosos datos sobre los primeros socios:

Agrupación Fotográfica “Saint-Victor”.

Esta simpática Agrupación constituida recientemente con fines exclusivamente fotográficos, ha inaugurado sus tareas con una Exposición de fotografías originales de los asociados, no desprovistas de interés.

El número de las expuestas supero las 300 y entre ellas vimos algunas ciertamente afortunadas, dignas de figurar en un Concurso de importancia.

Las de Máximo, por ejemplo, se destacan notablemente siguiendo, por orden de mérito las de Clavería, Arissa, Batlle y unas reproducciones acertadísimas de Girabal.

Para que sirva de estímulo a los noveles y entusiastas aficionados citaremos los nombres de todos los expositores: Dalmazo, Arús, Martínez, Ballbé, Costa, Pomares, Ibars, Campanyá, Sitjá, Boada, Ventura, Garbaccio, Ribot, Punsà, Deulofeu y Pérez.

Creemos no haber omitido ninguno, y en este caso suplicamos se nos perdone, pues en el descuido no hay intención inconfesable.

Esperamos que en una próxima exposición se señalarán progresos notables y acaso alguna revelación extraordinaria de alguno de los que hoy se han insinuado solamente.” (Criterium, 1923, pág: 175)

Legalización de la asociación

En el Archivo Histórico del Gobierno Civil de Barcelona localizamos, gracias a la señora Victoria Bonet, el proceso de legalización de la asociación de la Agrupación Fotográfica Saint-Victor. En el Fondo Asociaciones, Caja 436, Expediente 11801, encontramos lo siguiente:

1.-La solicitud para la creación de la entidad el 15 de noviembre de 1922.

2.-Los Estatutos del 20 de noviembre de 1922.

3.-Copia del Libro de Actas de 21 de enero de 1924.

4.-Resumen de operaciones de caja desde el 5 de noviembre de 1922 hasta el 15 de enero de 1924.

5.- Copia del Libro de Actas de 27 de febrero 1931.

Para este investigador la documentación le sabe a poco. Pero es lo único que queda. De esta forma conocemos el número de socios, sus tipos, sus cuotas, su estado de cuentas, la dimisión de sus directivos, donativos, proyectos y cambios de organización.

Desde el principio queda claro en los estatutos que “La finalidad de la Agrupación Fotográfica Saint-Victor es fomentar y estimular el arte fotográfico.” La cuota era de 1.10 pesetas al mes. Por entonces muchos trabajadores no ganaban más de 3 o 4 pesetas al día. La naturaleza de asociación de fotógrafos aficionados queda clara por los derechos limitados de los socios profesionales. El numerario o aficionado pagaba 1.10 pesetas al mes. El protector o profesional pagaba “al menos dos pesetas”, carecía de voz y voto en las asambleas y no podía formar parte de la junta directiva.

En enero de 1924 la entidad sufrió su primera crisis y hubo que afrontar varias dimisiones. Entre ellas la del socio fundador Luis Batlle. Por otra parte en la nueva junta el propio Arissa deja la presidencia. Por entonces había 35 socios. 13 de los cuales asistieron a la reunión que nombró nuevo presidente a Manuel Dalmazo Jové y secretario a Eusebio Ribot Felisart.

Entre el 5 de noviembre de 1922 y el 15 de enero de 1924 hubo unos ingresos de 766.50 pesetas y unos gastos de 701.70 pesetas. La práctica totalidad de los ingresos provenía de unas cuotas que oscilaban entre 39 y 64 pesetas mensuales. Los gastos fueron diversos. La parte del león se la llevó el concurso fotográfico de 1923. Otros gastos importantes fueron generados por la instalación y mantenimiento del laboratorio, los honorarios del conserje, impresos y material de oficina

El último documento es de enero de 1931. Asisten a la Asamblea 29 socios. El balance económico era de unos ingresos de 1399.90 pesetas, unos gastos de 1236.70 pesetas y un saldo favorable de 163.20 pesetas. El acta refleja el donativo de una ampliadora por el ingeniero Alfonso Lagorna y el proyecto del señor Arissa de construir una galería fotográfica en la entidad. La existencia de un vocal de biblioteca nos informa de la importancia de los libros y revistas fotográficas que atesoraba la entidad.

Excursionismo fotográfico

Las asociaciones de fotógrafos aficionados cultivaban una particular devoción por el excursionismo. Esta actitud denotaba, en general, una postura política vinculada al nacionalismo catalán. Por otra parte, existían inquietudes deportivas, científicas y ecologistas, entre otras. Según su familia, Antoni Arissa sentía especial debilidad por ascender al Turó del L’Home. Tal como hemos podido seguir en la revista Art de la Llum o en La Vanguardia los miembros de la A. F. Saint-Victor realizaban excursiones todos los fines de semana que podían. Esta actitud era similar a la de otros grupos fotográficos. Podemos observar un proceso parecido siguiendo los boletines de los años veinte de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya.

El excursionismo fotográfico era una de las actividades fundamentales de la A. F. Saint-Victor. Acostumbraban a realizar excursiones mensuales. La mayoría de estas salidas se realizaban en tren por los alrededores de Barcelona y solían a regresar el mismo día: Montjuïc, Aiguafreda, Cerdanyola, o el monasterio de Pedralbes eran algunos de los sitios elegidos. La sociedad fotográfica fomentaba abiertamente el excursionismo; en junio de 1933 apareció la siguiente nota en la revista Art de la Llum; “Crida: Ens és plaent notificar als nostres consocis que s'acorda establir d'avui tres premis, els quals consistiran en material fotogràfic, sortejats entre aquells associats que assisteixen a tres de les quatre excursions que es facin cada dos meses.” El interés por el excursionismo fotográfico era muy poderoso a principios del siglo XX. De esta forma en 1904 se fundó la Sección de Fotografía del Centre Excursionista de Catalunya y con la que contactaría Arissa años después. Los centros excursionistas realizaron, al menos desde 1876, importantes actividades de excursionismo fotográfico en Barcelona.

2.-Reflexiones de un comisario de exposiciones

El objeto de este apartado es presentar la metodología de trabajo utilizada en la exposición: Antoni Arissa (1900-1980), Entre el Pictorialisme i la Nova Visió. Inaugurada en noviembre de 1990 en el Arxiu Històric de Sant Andreu de Palomar y en la actualidad sede del Centre d’Estudis Ignasi Iglésias.

En 1985, tras defender en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona nuestra tesina Fotografía y Medicina en el siglo XIX, afrontamos un estudio sobre la historia de la fotografía en el antiguo municipio de Sant Andreu de Palomar. Percibimos tres temas importantes:

1.-La existencia de la Agrupació fotogràfica Saint-Victor (1922-1936), pionera del asociacionismo fotográfico barcelonés y catalán.

2.-La estrecha relación entre el excursionismo, la fotografía y el asociacionismo fotográfico en general.

3.-La figura de Antoni Arissa. Directivo de la A. F. Saint-Victor, ganador de numerosos premios en concursos y escritor de artículos fotográficos en las principales revistas de la época.

La investigación topó con graves problemas para encontrar documentación: falta total de información sobre la A. F. Saint-Victor y sobre la fotografía en general en entidades como La Societat Coral La Lira, el Centre Cultural Catalanista, o el Casal Catòlic. Para colmo la mayoría de libros de historia de la fotografía de los años setenta y ochenta ignoraban la existencia de la A. F. Saint-Victor. El crítico Josep Maria Casademont era de los pocos que conocía su existencia. Lo grave del caso es que tras publicar la primera historia de A. F. Saint-Victor y tras realizar la exposición sobre Antoni Arissa la mayoría de eruditos no acabaron de darse cuenta de la corta pero intensa existencia de la entidad. El dogma de fe que la A. F. de Catalunya fue la primera entidad fotográfica barcelonesa y catalana ha sido un mito difícil de derribar. Eso sí, debemos reconocerle su labor y su trascendencia en los años 20 y 30 del siglo XX y también en otros periodos. Desde sus inicios la A. F. de Catalunya presumió de ser la primera de Catalunya. Pero Antoni Arissa se encargó de proclamar públicamente la prioridad de la A. F. Saint-Victor (Casademont, 1972, pag 440)



Gracias a la lectura de la obra de Joan Clapés observamos que había tema para una buena investigación. Personas como Tomàs Fàbregas, Josep Girabal, Francesc Castells, Martí Pous o la viuda e hijas de Antoni Arissa nos facilitaron valiosa información de forma desinteresada. A destacar los dos álbumes 13x18 cm. con unas 90 fotografías y varias fotos ampliadas y firmadas por el autor propiedad de la familia Arissa. El Institut de Estudis Fotogràfics de Catalunya con su director señor Miquel Galmes y el responsable del archivo señor Llorenç Raich nos franquearon el acceso a los 1.500 negativos, diapositivas y estereoscopías que conservaban. También nos condujeron al señor Ángel Barambio, fotógrafo profesional y coleccionista que poseía unos 800 negativos 9x12 cm. y varias copias de época de Arissa. Entre ellos podemos encontrar la mayoría de las copias publicadas en Art de la Llum. También podían localizarse numerosas fotos de excursiones y retratos de tipos curiosos. En cambio, apenas existían fotografías familiares. Entre su colección de originales detectamos catorce de gran calidad. Sin embargo tal vez tan sólo fueran copias de trabajo. La conservación de las copias era regular. Fue la colección más importante que localizamos sobre Arissa en 1990. Todo parece indicar que la colección de negativos del señor Barambio es la base de la comprada por la Fundación Telefónica. Con ella se instaló en Madrid, entre junio y septiembre de 2014, la importante exposición antológica Arissa. La sombra y el fotógrafo. 1922-1936.

La exposición de 1990 no hubiera podido realizarse sin el interés y apoyo de la señora Nuria Postico, archivera del districte de Sant Andreu y co-comisaria de la misma. Junto con la señora Postico seleccionamos unos doscientos negativos del IEFC, los clasificamos temáticamente y encargamos contactos. Saltaba a la vista que el autor cultivaba estilos contrapuestos: temas pictorialistas y al estilo de la Nueva Visión. Los negativos parecían expuestos y revelados normalmente. Arissa disponía de diversas tramas de positivado de vidrio 9x12, y objetivo suave de ampliadora. Efectuaba variados virados y diversos papeles entonados. En 1990 resultaba casi imposible positivar como lo hacía Arissa. Por eso declinamos la responsabilidad de interpretar sus negativos en el laboratorio. Afortunadamente localizamos bastantes originales dignos de ser expuestos. Muchos de ellos eran distintas versiones del mismo negativo positivado de manera diversa. Por otra parte la exposición disponía con un apartado especial de copias modernas que mostraban como era Sant Andreu de Palomar antes de la Guerra Civil Española.



3.-Antoni Arissa. Entre el Pictorialismo y la Nueva Visión

Antoni Arissa i Asmarats nació en Sant Andreu de Palomar el 16 de julio de 1900. Arissa carecía de antecedentes fotográficos en la familia. Su padre, Antonio Arissa Blesa poseía una imprenta en Caspe 37/Bruc 40. En este negocio paterno entró a trabajar muy joven. Muy pronto quiso dedicarse a la fotografía profesional. Pero la presión paterna le llevó a continuar en el negocio familiar y a dedicarse a la fotografía de aficionado. Por entonces se libró del servicio militar al pagar su familia la cuota y por motivos de salud.

Tal como hemos señalado, Antoni Arissa fue el fotógrafo más destacado de la A. F. Saint-Victor. Durante la primera quincena de diciembre de 1934 realizó una importante exposición de 26 obras al bromuro en Centre Popular Catalanista de Sant Andreu. En este Centro tenía su sede el grupo excursionista Bon Temps, donde se interesaban especialmente la fotografía y en el que Tomàs Fàbregas dio sus primeros pasos en el Arte de la Luz. En 1917 Bon Temps disponía, según Fàbregas, de laboratorio con ampliadora. En enero 1935 la revista Art de la Llum le dedicó un número especial. Esta revista era la publicación fotográfica catalana más importante del momento. Se trataba de una revista muy selecta que publicaba artículos y fotografías de gran calidad. Debemos señalar que esta publicación únicamente dedicó dos números especiales a artistas del país, siendo del ilustre Dr. Pla Janini el otro elegido en octubre de 1934. En este mismo número Andreu Mir, director de la publicación y el crítico Narcis Ricart Baguer le dedicaron dos detalladas críticas.

Los felices años veinte. La década prodigiosa

Según Tomàs Fàbregas y Josep Girabal la década de 1920 fue el periodo de mayor creatividad de Arissa. Esta afirmación se puede corroborar consultando los recortes de prensa y las notas manuscritas del autor que la familia de Antoni Arissa conservaba en 1990. Casi todas corresponden a la década de 1920.

Durante estos años participó con éxito en numerosos concursos y se relacionó con entidades extranjeras como la Royal Photography Society. Arissa viajó poco fuera de Catalunya. Pero mantuvo una intensa relación epistolar con fotógrafos españoles y extranjeros. Especialmente señalada fue la relación que sostuvo con un fotógrafo holandés desde los años veinte hasta la Guerra Civil. La familia Arissa lo conocía como “L’avi d’Holanda” (El abuelo de Holanda). Durante la contienda este señor envío a la familia Arissa con la etiqueta de “material fotográfico”, leche en polvo y carne en conserva. Tras el fin de la guerra Arissa trató, sin éxito, de contactar con su benefactor holandés. Helena Sacasas Arissa, nieta A. Arissa, encontró una documentación que lo identificacaba parcialmente. Creemos que se trataba del ingeniero químico y fotógrafo aficionado Roeland Willem Tuinzing (Rotterdam 1871-Amsterdam, 1952), residente en los años 30 en la población holandesa de Wageningen. Sabemos que R. W. Tuinzing editó textos fotográficos desde principios del siglo XX. En Barcelona publicó, por ejemplo, "Nous avenços en la preparació de sensibiladors per als raigs infarrojos” en el Butlletí de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya de 1934. Tuinzing colaboraba igualmente con la revista holandesa Focus. En el número de agosto de 1934 comentaba en la publicación holandesa la trayectoria de la revista catalana Art de la Llum. También colaboró con la revista Foto, el Foto Club de Valencia y la R. S. Fotográfica de Zaragoza. En el diario de la víctima del holocausto holandesa Etty Hillesum (1914-1943) existen referencias a Maria Tuinzing pariente de Roeland. Pensamos que algunos miembros de su familia fueron víctimas de los crímenes contra la humanidad de los nazis.

En 1924 Antoni Arissa ya consiguió publicar en el Anuario de la Fotografía Española, patrocinado por la Revista Fotográfica.



El 14 de octubre 1925 se casó con Margarita Serra Sellarés. Su viaje de novios fue también un inolvidable periplo fotográfico por el sur de España. De su matrimonio nacieron 4 hijas: Margarita, Àngela, Conxita y M. Antònia. Los Arissa siempre vivieron en Sant Andreu de Palomar. Arissa nunca viajó fuera de España.

En la “Galería de Aficionados notables: Antonio Arissa, publicada en El Progreso Fotográfico (05-1928) encontramos un retrato magistral del fotógrafo andresense por parte del periodista Miguel Huertas. El autor destaca su valor de sus puestas en escenas de aire cinematográfico.

Por entonces Arissa tenía 27 años, estaba casado, era padre de una hija, trabajaba de tipógrafo, era presidente de una pequeña asociación fotográfica con unos 50 miembros y se consideraba un hombre dichoso. Se había iniciado en la fotografía seis años atrás a raíz del concurso de la revista Criterium. Se mostraba interesado en procesos como el bromoleo y el Fresson. Admiraba a fotógrafos como José Pérez Noguera, Claudi Carbonell, Ortiz Echagüe y Ricard Carbonell.

Como presidente de la A. F. Saint-Victor Arissa destaca la actividad, el entusiasmo y las ganas de aprender de sus consocios. Le acompañaban en la junta Antonio Ibarz como tesorero, Miguel Mauri como Secretario, Raimundo Cosa como Vicesecretario, Juan Roma como Primer Vocal, Bernardo Jordá como Segundo Vocal y Pedro Costa como Adjunto de Laboratorio.

Los años 30

En 1888 Barcelona contaba con unos 450.000 habitantes, 3.000 aficionados y 23 fotógrafos profesionales, aproximadamente. A principios de 1930 existían en la ciudad de Barcelona sobre un millón de habitantes, unas 100.000 cámaras y unos 30.000 fotógrafos aficionados. Era pues casi una ciudad-paraíso fotográfico. La Agrupació Fotogràfica de Catalunya era de largo la entidad con más actividad. Tenía unos 200 socios y organizó 42 de las 70 exposiciones que se celebraron en 1930. Junto con la A. F. Saint-Victor hay que señalar la actividad de asociaciones como el Centre Excursionista de Catalunya, la Secció Fotogràfica del Club Montanyenc Barcelonès, El Circol Artistic Sant Lluc, la Secció Especial de Fotografía del CADCI o la Secció fotogràfica del Centre Excursionista Minerva.

La fotografía como afición en los años treinta era un asunto de gente más o menos bien asentada. Recordemos que Arissa poseía una imprenta, Girabal una panadería y Clavería era directivo de la Fabra i Coats. Pensemos que las excursiones que organizaba la A. F. Saint-Victor costaban entre 1,50 y 3 pesetas. No sabemos la cuota de la Saint-Victor en los años 30. Pero en 1923 cobraba 1.10 pesetas mensuales a los socios. En los años treinta la A. F. de Catalunya cobraba 3 pesetas al mes a sus asociados. Por entonces una Leica costaba unas 900 pesetas, una Kodak Retina unas 300. Las cámaras de 9x12 cm. de cierta calidad no bajaban de 200 pesetas. La Kodak Brownie Baby para niños unas 13 pesetas. Un coche costaba unas 8.000 pesetas. Una radio entre 500 y 1.500 pesetas. En enero de 1936 La Vanguardia costaba 15 céntimos y 3.50 pesetas la suscripción mensual. En 1935 la revista Art de La Llum se vendía por 1,50 pesetas Photographs of the year 1928 costaba 15 pesetas, lo mismo que The American Annual of Photography 1929. Una subscripción anual a la revista El Progreso Fotográfico costaba 15 pesetas. Una ampliadora 9 x12 cm. de calidad como una Zeiss Ikon Miraphot costaba entre 180 y 250 pesetas. Libros de técnica fotográfica para profesionales y aficionados costaban entre 5 y 15 pesetas. Los sueldos de un trabajador oscilaban entre 5 y 7 pesetas al día. Pero las mujeres ganaban mucho menos. Un kilo de pan se compraba por unos 70 céntimos. Sobre 90 céntimos costaba un kilo de arroz y un kilo de patatas se vendía por unos 30 céntimos. En 1928 la firma Chocolates Amatller vendía sus productos de 1.60 a 4 pesetas los 400 gramos. En Barcelona se podía comer discretamente por menos de dos pesetas en un restaurante. Pero un festín gastronómico no bajaba de 5 pesetas. En 1934 el Hotel Florida del Parque Tibidabo cobraba a 10 pesetas cubierto. La habitación costaba entre 10 y 15 pesetas.

En diciembre de 1932 la A. F. Saint-Victor cumple 10 años. Así lo contaban en el Butlletí de la A. F. de Catalunya.

Homenatge a N'Antoni Arissa 14, gener 1933. "La nit del 24 del passat desembre tingue lloc a l'agrupacio Fotografica Saint-Victor la celebracio del X Aniversari de dita entitat, aprofitant-se la festa per a tributar un homenatge, per cert ben merescut, a N'Antoni Arissa primer president de dita entitat i anima de la mateixa. La Festa fou molt agradable...
Por otra parte las referencias en el Butlletí de la A. F. de Catalunya a Arissa y a la A. F. Saint-Victor son cordiales y diversas. Arissa mantuvo muy buenas relaciones con socios como Emili Godes o Joaquim Plà Janini. El Dr. Plà expuso en la A. F. Saint Victor en 1931. En 1933 Arissa, E. Godes y N. Ricart expusieron en Huelva. Sin embargo no tenemos constancia de socios simultáneos de ambas entidades. Tras la Guerra Civil Francesc Castells Tarradellas, antiguo socio de la Saint-Victor, se asoció a la A. F. de Catalunya.

El químico Andreu Pinyol i Carrió (1890-1952) fue también socio de la Saint-Victor y compañero de excursiones y concursos de Arissa. En 1932 ambos fueron premiados en el “sexto concurso de

fotografías organizado por la Agrupación Fotográfica del Ateneo Obrero Martinenc, con motivo de la fiesta mayor de San Martín, habiendo sido premiadas las siguientes obras:

Lema, «X 3», de Antonio Arissa, «Muntanyenc», de Andrés Piñol” (La Vanguardia,15-11-1932)

Pinyol trabajó en la fábrica de sombreros Valera & Ricci de la Sagrera. Fue presidente de la Llum Andreuenca. Su archivo lo conserva su nieta Lourdes Pinyol.

En diciembre de 1934 Arissa realizó una exposición en el Centre Popular Catalanista de Sant Andreu. En enero de 1935 la revista Art de la Llum le dedicó un número especial. También participó activamente como jurado en numerosos concursos. Su agridulce experiencia en este tema es descrita en su artículo “La buena fe de los jurados” (El Progreso Fotográfico, 1929, 07, págs. 147-151).

Durante la Guerra Civil Arissa no fue al frente. Continuó trabajando en su imprenta. Su actividad fotográfica se limitó a realizar retratos de identidad que cambiaba por alimentos.

En los años treinta se celebraron diferentes cursillos de ampliaciones, virajes, revelado de negativos y refuerzo de negativos en la A. F. Saint-Victor. Destacar la participación como profesor de virados de Francesc Castells Tarradellas.



Guerra Civil y posguerra

La Guerra Civil afectó muy negativamente las actividades fotográficas de Arissa y de otros miembros de la A. F. Saint-Victor. Durante la contienda el material fotográfico escaseó. Prácticamente no podían tomarsse fotos salvo los profesionales con buenos contactos: “Gairebe sembla innecesari d'explicar que durant la guerra civil va quedar frenada quasi totalment l'activitat fotogràfica dels aficionats.

Com a nota anecdòtica cal consignar l'aparició durant aquest periode d'un document especial, facilitat pel Govern de la Generalitat, que autoritzava els propietaris de cambra fotogràfica a llur tinença i utilització.” (Casademont, 1972, págs. 443,444)

Por eso no hemos encontrado imágenes que reflejen la vida cotidiana, temas artísticos o aspectos bélicos del conflicto. Sin embargo, la familia refiere que Arissa retrato a varios campesinos a cambio de alimentos. En la posguerra continúo fotografiando. Pero sin la actividad anterior a 1936. Estuvo en activo hasta los años 70. Arissa falleció a los 79 años en Barcelona el 14 de febrero de 1980. Lo enterraron en el cementerio de Sant Andreu de Palomar.

Premios en concursos

Durante los años veinte y treinta Arissa llevó una intensa actividad como concursante y como jurado. En 1922 participó y ganó un premio extraordinario de 150 pesetas en un concurso organizado por la revista Criterium. Comentar como anécdota que participó en algunos concursos con el nombre de su mujer Margarita Serra Sellarés. Se hace difícil elaborar una relación de sus trofeos. Nuestra mejor fuente en 1990 eran los recortes de prensa, en ocasiones sin fechar, que conservaba su viuda. Pero revisando la hemeroteca “online” de La Vanguardia se puede, en 2014, saber muchos de los concursos que ganó y en también los que participó como un reputado jurado. En varios de los concursos también resultó premiado Josep Girabal, cofundador de la A.F. Saint-Victor y notable fotógrafo aficionado sobre el que debería realizarse un estudio detenido.

Arissa también participó en exposiciones internacionales. Entre sus papeles hemos encontrado las bases de un concurso de The Royal Photographic Society of Great Britain de 1927.

Técnicas de positivado

Hemos localizado relativamente pocas copias de época. En general Arissa positivo con papeles al bromuro:

Per noticias particulars sabem que el bon aficionat Sr. Arissa, ha lograt per mitjants per ell empras, donar a les probes sobre paper al bromur un acabat molt semblant al conegut i difícil procediment Fresson.

Felicitem a la bestreta al bon amic Arissa, no dubtant que tal procediment será en mans seves, un altre motiu que fara que les seves proves tiguin ara aquell caracteristic segell propi. “ (Butlleti AFC, Any IV, n 31 Maig, 1928, pág. 12)

El misterioso procedimiento de positivado de Antoni Arissa lo observamos en el archivo que poseía el señor Ángel Barambio en 1990. Allí pudimos observar un mismo negativo positivado de diversas maneras. Además del tamaño y del tono se pueden advertir notables diferencias de grano y nitidez gracias a las tramas 9x12 cm. que Arissa intercalaba en el negativo en el momento de ampliar.



Las fotografías

Lo primero que llama la atención de la obra de Arissa es el abismo que se abre entre sus composiciones pictóricas y sus fotografías más vanguardistas. Arissa utilizó cámaras entre 9x12 cm. y paso universal. En 1990 la familia conservaba una Leica y una Olympus adquiridas tras la Guerra Civil. Desconocemos las cámaras que utilizó en los años veinte y treinta. En su archivo de negativos hemos localizado clisés de 9x12, 6x9, 6x6, 6x4.5 cm. y de paso universal. Arissa positivaba habitualmente con papel al bromuro. Frecuentemente realizaba ampliaciones de 40x50 cm. Solía virar en tonos sepias, azules y rojos. Se conservan numerosas imágenes de su viaje de bodas.

Arissa trató el tema de la ciudad moderna, normalmente su querida Barcelona, utilizando los puntos de vista que preconizaba la Nueva Visión. Buscaba un nuevo dinamismo visual ejemplificado en picados casi a vista de pájaro. Los temas rurales, en cambio, están resueltos en su mayoría de forma pictorialista, utilizando a los campesinos en poses que de alguna manera recuerdan el estilo de José Ortiz de Echagüe.

El retrato era uno de sus temas predilectos. Su mujer y sus cuatro hijas aparecen en numerosas y sugerentes composiciones. Son todo un ejemplo de cómo plasmar las vivencias de la vida familiar. En nuestra opinión Arissa eleva este género fotográfico a la categoría de arte sublime.

Su colección de imágenes de Sant Andreu y sus gentes también resulta particularmente trascendente. Sobre todo por la calidad de sus encuadres. Su visión fotográfica, o mejor dicho su “ojo fotográfico” era increíble. Entre los retratos de gente de Sant Andreu destacar los realizados al historiador y sacerdote Mossen Clapés. La complicidad entre modelo y fotógrafo resulta evidente.

Sant Andreu de Palomar y su entorno realizó algunas de sus mejores imágenes. Gracias a sus fotografías podemos conocer como era el ex-municipio en los años veinte y treinta. Sus fotos de Sant Andreu destilan un impagable ambiente rural. Un buen ejemplo es su aclamada fotografía El Ángelus, con Sant Andreu como fondo.

Las fotografías de viajes y excursiones fueron otro uno de sus puntos fuertes. Resulta impresionante observar la cantidad y la calidad de las fotografías que tomó en 1925 durante su viaje de bodas por tierras andaluzas y castellanas. En este trabajo Arissa utilizó negativos 9x12 cm. Son notables los retratos a su mujer, y los autorretratos del matrimonio. Además sacó tiempo para captar hermosos paisajes y algunos retratos compuestos. Por otra parte, la geografía catalana está muy representada en su trabajo de fotógrafo excursionista.

Hemos localizado relativamente pocas fotografías de Barcelona. Sobre la Ciudad Condal realizó bellas tomas en picado que suponen un importante cambio de estilo. Estas composiciones estaban directamente relacionadas con los nuevos aires que corrían en la fotografía centro-europea de los años treinta y de la que L. Moholy Nagy sería su mejor representante.

También captó numerosos retratos de pareja y de grupos de clara temática pictorialista. Los modelos posaban en una composición que el autor había estudiado previamente. Los retratos de tema marinero fueron uno de los objetivos preferidos de su cámara.

Arissa también se interesó por el bodegón. Podemos diferenciar claramente las composiciones de corte clásico con otras composiciones atrevidas e innovadoras.

Aunque fue un fotógrafo no profesional realizó algunos trabajos por encargo que, al parecer, estaban directamente relacionados con la imprenta dónde trabajaba. Destacar sus trabajos para un escultor y para un fabricante de pelucas.

Los personajes de las fotografías más pictorialistas eran desconocidos para la familia en 1990. En general no ha sido posible identificar el lugar de la toma.

Su viuda conservaba en su domicilio dos álbumes con unas noventa fotografías. Muchas de su viaje de bodas. La mayoría son imágenes ampliadas a 13 x 18 cm. con algunos virados azules y rojizos.

La familia poseía positivos de muchos de los negativos seleccionados para la exposición. Arissa reencuadraba bastante los retratos. Tal vez no disponía de objetivo de retrato. Apenas hemos encontrados originales de las fotografías que aparecen en el número especial de las revista Art de la Llum.

Desde el primer momento contrasta la concepción de su trabajo pictorialista con otros encuadres más modernos. Hay que señalar el viaje de novios que realizó por Granada, Córdoba, Sevilla y Toledo. Por motivos obvios, su mujer y el mismo fueron los temas fotográficos centrales.

Hemos encontrado pocos bodegones. Según su familia utilizaba muchos “trucos” fotográficos. Podrían clasificarse como pictorialistas y tradicionales.

Arissa lector y escritor

De su biblioteca la familia sólo conservaba en 1990 un tomo de la revista Art de la Llum. Por sus notas y recortes sabemos que seguía publicaciones como Criterium, Foto y El Progreso Fotográfico. La familia nos informó que Arissa era también aficionado a la poesía. Sin embargo, no hemos encontrado poemas suyos, ni libros de poesía. Por otra parte quisiéramos destacar la calidad literaria de sus artículos. En especial “Los niños y la fotografía, El Progreso Fotográfico. (agosto 1928, págs. 184-185)

Por su artículo “Los álbums de los salones internacionales” publicado en El Progreso Fotográfico, (05-1928, págs. 100-101), se sabe que Arissa leía, consultaba y estudiaba revistas, anuarios y catálogos como Photograms, The American Annual, Album del Salón Internacional de París y Luci ed Ombre. En este artículo Arissa recomienda estar al día del trabajo de los mejores fotógrafos consultando catálogos de exposiciones, anuarios y recopilaciones fotográficas. Gracias a este alimento intelectual y visual el aficionado logrará mejores fotos. Por otra parte el autor debe buscar la inspiración a quien Arissa compara con una mujer deseada que nos depara la mejor de sus sonrisas.

Arissa escribió artículos fotográficos en la publicación El Cor del Poble. Publicada en Barcelona entre 1929 y 1930:Nueva revista.-En primeros de Mayo próximo aparecerá en San Andrés una revista bilingüe portavoz de la barriada y que dedicará una página a la Fotografía. De redactarla ha sido encargado nuestro querido amigo el notable aficionado don Antonio Arissa.” Foto, 1929/10 pág. 14)

Arissa se relacionó con diversas entidades excursionistas como el Centre Excursionista de Catalunya o el Centre Excursionista de Gràcia. En el Llibre d'actes de la Secció de Fotografia del CEC encontramos dos referencias:

Es dona compte de la demanda per els senyors Ricart i Antoni Arissa de saló d'exposicions de la secció de per fer-hi una exposició de les fotografies recollides per a l'homenatge al sr. Miguel Huertas a lo que s'acorda accedir sempre que dites obres siguin previament revisades per la junta d'aquesta secció i quina obertura serà el dia 10 del proper juny.” (Llibre d'actes de la Secció de Fotografia del CEC,10 de maig de 1929)

Es dona comte d'haber rebut invitacions de l'agrupació fotogràfica st Victor convidant a l'inauguració del seu nou estage social.” (Llibre d'actes de la Secció de Fotografia del CEC, 5 d'octubre de 1931)




En ocaiones Arissa era un crítico fotográfico implacable. En junio de 1927 la revista El Progreso Fotográfico publicó una dura crítica sobre una exposición fotográfica celebrada en el CEC:

En tres de las Salas de nuestra primera entidad excursionista están expuestas al público un interesante conjunto de fotografías de sus socios. A primera vista, y prescindiendo naturalmente de la Sala dedicada a fotografías de deportes de invierno (pues sabemos de antemano lo que veremos en ella o cuál es su finalidad), nos damos cuenta de que visitamos una Exposición de obras de fotógrafos excursionistas, por la diversidad de sus asuntos y documentación de bellos lugares, excluyendo, claro está, de esta consideración, en limitado número de pruebas que, por su acabada ejecución, destacan ventajosamente del importante resto.

En general, no vemos en esta Exposición aquellas obras premeditadas, de trípode seguro y encuadramiento rebuscado que, a veces con un poco de espera, un leve rayo de sol nos hace resaltar un término o nos define un infinito… Nos hablan claramente en la febrosidad del artista caminante que mientras pierde un tiempo en el enfocamiento de un crepúsculo tempestuoso que a él le cautiva, obliga a sus compañeros a alejarse apresuradamente del incógnito desenlace de aquel caer de la tarde.

Ciertamente nos duele que una entidad que cuenta con un selecto número de fotógrafos no haya demostrado plenamente que pueden y saben hacer una Exposición digna de alabanza ahora, en estos momentos en que todos los que a este arte nos dedicamos parece despertamos de un sopor que mutuamente nos transmitíamos, que la prensa local nos ofrece sus páginas y nos da apoyo, que celebramos las primicias de un Salón Español de Fotografía y estamos en vísperas de un Internacional. Ahora era tiempo amigos, de que nos demostraseis prácticamente que se puede hacer fotografía documental sin perder aquella nota artística que le dignifica y no decae en el deplorable efecto de postal ampliada: en el campo, concibiendo ideas, y en el laboratorio, dándoles vida con adecuados procedimientos. No queremos con nuestras palabras enseñaros nada, pues sobradamente tenéis demostrado en varias ocasiones vuestras aptitudes. Aceptalas como estímulo, como ruego, para que vosotros, los que podéis con vuestro criterio, no hagáis lo que la mayoría, fotografiar: con un buen aparato y escasos conocimientos todo el mundo es apto. Cread, esa es vuestra misión, en estos bellos parajes, en nuestros momentos exuberantes en vegetación, en movimiento, en luz; en nuestras calles, en todas partes encontraréis motivos suficientes para crear, recordando, no obstante, los lugares visitados. Merecen ser citadas en primer lugar las colecciones de Claudio Carbonell, quien nos demuestra una vez más su perfecto conocimiento del arte de la luz. Los interiores de R. Carbonell y los no menos interesantes de Joaquín Torras. Los retratos de Francisco Blasi, siendo muy acabados, les falta naturalidad, nota imprescindible para el fin propuesto por su autor. M. Gausachs expone una colección espléndida por sus asuntos, no por su pintura, que a nuestro entender la desmerece, y por este orden podríamos ir citando algunas más, que desistimos por falta de espacio.” (ARISSA, El Progreso Fotográfico, 1927, junio, 139)

Arissa colaboró como crítico de la revista barcelonesa Foto entre 1928-1932 y desde el número uno. Seguramente allí conoció los artículos de ingeniero químico R. W. Tuinzing. Su labor periodística le permitió contactar con diversas personalidades y entidades fotográficas:

Centre Excursionista de Gràcia. Secció de fotografia. La revista Foto es dignà enviar el seu delegat senyor Arissa per a visitar el nostre segon Saló i fer-ne una Crítica en un dels seus números. Al mateix temps es proposen reproduir algunes de les obres exposades. Agraim les atencions de la revista Foto envers la nostra secció.Mai Enrera. (agost de 1929, Número 55. )

Conclusiones

Antoni Arissa ha sido el artista-fotógrafo más reconocido de Sant Andreu durante las décadas de 1920 y 1930. Las adversidades de la posguerra le impidieron dedicarse a la fotografía con la intensidad de antes. Su obra está a caballo ente el Pictorialismo y la Nueva Visión. Sus fotografías pueden y deben compararse favorablemente con la de los grandes maestros de la fotografía catalana y española de su época. Sólo nos resta esperar que esta investigación tenga continuidad en la recuperación de la obra de otros importantes fotógrafos de Sant Andreu de Palomar. Tal es el caso de Tomàs Fàbregas, Josep Girabal, Lluís Batlle, Miquel Vinyes, Andreu Pinyol y Francesc Castells, notables fotógrafos y compañeros de generación de Antoni Arissa.