martes, 17 de marzo de 2015

Viva el papel al bromuro

Antes las fotos llegaban para quedarse: el sobre del laboratorio, una caja de zapatos o de galletas, un álbum o en el mejor de los casos un marco. La fotografía digital nos regala una imagen intangible que no acaba de ocupar ningún espacio. La falta de corporeidad, su excesiva proliferación y los desastres informáticos convierten a la imagen digital en una sufrida víctima de extravíos y pérdidas irremediables. Si yo fuera una foto lo tenía claro. A poder ser una inalterable copia al platino y en cualquier caso un buen bromuro baritado e impecablemente procesado, por ejemplo por un experto como Manel Serra.