De repente la vida se torna áspera, amarga y confusa. El desencanto, el malestar y el miedo te bloquean. Te sientes sola y enferma. Tu cuerpo no responde, tu mundo se derrumba.
A cierta edad todos morimos un poco cada día. Pero con esfuerzo y ayuda podemos recuperarnos. En los problemas más críticos debemos ser valientes y tener paciencia. Ir para viejo no es buen negocio, pero todavía podemos sacarle mucho jugo a la vida en los cincuenta.
Sin duda algunas enfermedades te cambian la vida. Es mejor vivir ciertos trastornos como un cambio que como una limitación o una mutilación. Todos tenemos derrotas y malos rollos. Pero mientras hay vida, hay esperanza. Lucha, lucha y lucha. Déjate ayudar.
Cuídate mucho y hasta pronto.