jueves, 2 de enero de 2014

El hombre del coco

No es tan fiero el coco como lo pintan estos feriantes. En realidad se deja comer y su agua es exquisita. Pero con un poco de marketing y cachondeo se vende más o por lo menos resulta más divertido. Durante mucho tiempo yo asociaba las ferias a subir a los autos de choque, a tirar con la escopeta de perdigones, a comprar un trozo de coco o a tomar azúcar en forma de nube. Qué tiempos aquellos.