No se cuantos millones de fotos se realizan cada día. El caso es que cuando veo alguna tirada o perdida me siento triste. Me parece que alguien ha perdido de forma irreparable una parte de un pasado en el que probablemente fue más feliz o menos desdichado.
Menos dramático, pero más peligroso resulta perder retrovisores, esa mezcla de espía y ángel de la guarda que salva tantas vidas.