“Hay
que ser muy valiente para vivir con miedo” escribió Ángel González
en su libro póstumo Nada
Grave. Tal vez por
eso los Reyes Magos de Oriente me han regalado este año unas gotas
de locura, unos gramos de cobardía y ciertos instantes fugaces de
genialidad. Gracias a estos presentes se me hace más soportable
vivir o mejor dicho sobrevivir sin esperanzas.