Cada vez que observo un Seat Seiscientos me quito cuarenta años de encima, recuerdo tiempos cargados de esperanzas e incertidumbres y me siento mejor.
Un aplauso para quienes conservan en buen uso este utilitario. Si todos hiciésemos una décima parte del esfuerzo de estos nostálgicos estoy seguro que las cosas funcionarían mejor.