Me fijé en ella más por su juventud que por su profesionalidad o por su belleza. De todas formas era simpática, morena, alta, delgada y bien parecida. Podría haber sido modelo de alta costura, pero eligió estudiar enfermería en la Escuela Universitaria de San Juan de Dios. Laura me pinchó son seguridad y delicadeza. La extracción sanguínea fue totalmente indolora.
Para reponer fuerzas me zampé un cous-cous con pollo y un café con achicoria. Celebré su éxito profesional y el buen estado de mi brazo leyendo una antología de relatos hiperbreves, escuchando a Mecano y escribiendo esta historia.