A mi que no me quemen los negativos y los positivos.
Con mi difunto cuerpo que mis familiares y allegados hagan más o menos lo que quieran. Pero sin ceremonias religiosas de ningún tipo. Tampoco quiero que me lloren en las redes sociales. En verdad me gustaría que mis cenizas se esparcieran por los alrededores de algún archivo fotográfico famoso y que tuviera el 80% de su fondo perfectamente catalogado y conservado. Seguro que mis pobres restos se sentirán mucho mejor cerca de las imágenes fotográficas. Ruego también que conserven lo mejor posible mis fotografías. En especial las de las sombras, los objetos perdidos, los animales urbanos y algún que otro retrato. Mis libros de fotografía donenlos a una biblioteca pública especializada y mis papeles a alguna asociación que se interese por la teoría y la historia de la fotografía. Hagan lo que quieran con mis cámaras. Pero con preferencia donarlas a instituciones benéficas que malvenderlas.