Mis viejos casetes, sin saberlo, han sido también mis mejores amigos. Su compañía ha aquietado las heridas de la soledad y la tristeza. En buena compañía las cintas musicales han sido las sonoras cómplices de un inolvidable menages a trois. Corren malos tiempos para ellas. Sin piedad las abandonan en cualquier contenedor. Nunca podría hacer tal cosa. Sería como tirar a la basura mi pasado o como clavarle un puñal a mi mejor amigo o a mi mejor amante.