El menosprecio hacia la fotografía y los fotógrafos nace casi al tiempo de su misma invención. Las puyas más fuertes vinieron del campo de las bellas artes y de escritores como Charles Baudelaire. Estos críticos, sin embargo, fueron los primeros de utilizar la fotografía como modelo para artistas o de posar para retratista fotógrafos.
En los medios de comunicación la mayoría de fotógrafos no fueron más que una especie de subalternos durante mucho tiempo. Se les pagaba a tanto la foto publicada, tardaron mucho en formar parte de las plantillas y fueron de los primeros en despedir con la crisis provocada primero por la televisión y luego por el periodismo digital.
Entre los mismos fotógrafos hubo sus clases. Los ambulantes y en especial los minuteros fueron de los más denostados. Ahora parece que reviven cargados de nostalgia fotoquímica. Los fotógrafos artistas-aficionados de las sociedades fotografícas clásicas y los modernos fotógrafos creativos han sido acusados con bastante justicia de mirar por encima del hombro al resto de sus colegas.
En nuestros días críticos como el que les escribe parece emperrado en considerar en poco menos que bazofia la fotografía con el móvil. Seguramente me equivoco de medio a medio y el tiempo me borrará de la historia de la fotografía ¿O no?