Hay formas sutiles de tocar la fibra, la pera y otras cosas que no escribo por decoro. Una de ellas es ofertar productos ideales para solteros, viudos, separados y gente sola y solitaria en general. En este caso el plural no deja claro si integra a los dos sexos o se centra como me temo en esos santos varones que malviven sus días en soledad y soltería. Uno de sus castigos más lacerantes es la de usar una nevera liliputiense en la que guardan refrescos, cervezas, lonchas de jamón, leche y yogures caducados, restos de comida preparada, cubitos de hielo, bolsas de frío para el dolor de cabeza y de rodilla, pizzas y croquetas congelas, sorbetes de limón y poco más.
No se deja de ser soltero, viudo o separado por vivir con tu madre, tu hijo, un amigo o una parienta. Pero entonces los vendedores de electrodomésticos dejan de considerarte soltero. Sin embargo, te queda el consuelo que las agencias matrimoniales, las asociaciones de divorciados, los psicólogos y los/las profesionales del sexo están abiertos a prestarte tus servicios.
