martes, 3 de abril de 2012

Los cuatro flanes

Había una vez cuatro flanes que fueron devorados de un bocado por un ogro goloso y guarrindongo. El crimen no acabó aquí; sus envases y envoltorios fueron abandonados en la vía pública. Vamos en la puta calle. La voracidad de los ogros y de los mercados no tiene límites. Los malnacidos te chupan la sangre y te dejan tirado. Así vamos y así estamos. Paseando esta tarde por las Ramblas he visto un cartel que pone algo así como "¿Crisis? No Robo." Y es que es verdad la voracidad de los especuladores no tiene límites. Tenemos muchos motivos para estar temblando como un flan. pero no debemos dejar que nos tomen el pelo. Al menos más de la cuenta.