Día si y día también me gustaría hacer pedazos la realidad. Ojalá fuera tan fácil como romper una hoja de papel y componer uno nuevo puzzle en el que mejore la economía, la solidaridad, la justicia, la igualad, la tolerancia y el pacifismo. Pero la realidad es dura, áspera y peleona. En verdad somos nosotros, muchos de nosotros, los que acabaremos siendo destrozados por un presente que se parece inquietantemente al infierno bíblico.