No se si es bueno estar informado. Muchas noticias producen angustia, desasosiego y desconcierto. Por eso me gusta desconectar leyendo poesía o viendo películas intrascendentes. Las noticias de la prensa, de la radio y de la televisión acostumbran a abrumarme más de la cuenta.
No acabo de digerir el tema de la jubilación a los 67 años. Tampoco entiendo a que viene la noticia de que la carne de cerdo argentino es afrodisíaca. En algún sitio tienen que meter los residuos nucleares. La disputa entre ayuntamientos y presidentes autonómicos es surrealista. Las sanciones al PP se entienden mejor. Sólo que por esta regla de tres demasiados políticos deberían ser sancionados. Por ejemplo algunos implicados en los cementerios nucleares. Todos no pueden ser inocentes. Alguno andará sobrado de cinismo y de mentiras.
El tema de la crisis es particularmente polisémico, poliédrico y paradójico. El mago Juan Tamariz comenta en una entrevista que ha visto crisis crónicas en algunos países que ha visitado por motivos profesionales o personales. Tamariz confiesa que por desgracia no puede arreglar la situación con ningún truco, lástima. Un ingeniero peruano, guardia de seguridad en funciones, viene a confirmar la teoría de Tamariz. El inmigrante peruano añade que con Fujimori la situación socioeconómica no era peor que la actual.
Tal parece que la democracia no ayuda a mejorar el nivel de vida en el tercer mundo. Por cierto, el amigo ingeniero me pone los dientes largos al hablarme de las infusiones de hoja de coca natural. Abrumado por la nostalgia y la hipoteca de su piso le cuesta sonreír, pero va haciendo. Un poco como todos.
Hace algún tiempo vi un documental en el canal Buzz sobre los problemas de la agricultura y la ganadería haitiana. Muchos medianos y prósperos ganaderos y agricultores se ven en dificultades o están arruinados por el libre comercio, en especial con el de Estados Unidos. El terremoto de Haití es una tragedia, pero su pobreza tiene raíces que enriquecen a los más poderosos.