viernes, 4 de diciembre de 2015
Reflexiones sobre la fotografía y los desastres
El peor desastre de un fotógrafo es no poder tomar fotografías. Desasoesiega y desencanta no ser capaces de captar las imágenes de los grandes fotógrafos. Es una gran desgracia que nuestra colección fotográfica desaparezca por desidia, accidentes, catástrofes o conflictos. Los peores enemigos de nuestras fotografías suelen vivir en nuestra casa. Las condiciones inadecuadas de almacenamiento acaban provocando degradaciones más o menos irreversibles. La acción desafortunada de ciertos cuñados estúpidos, suegras avarientas, sobrinos inútiles, e hijos torpes y desagradecidos acaban con muchas de nuestras imágenes en el cubo de la basura y en sitios peores. La falta de tiempo, el cansancio, las disfunciones y las enfermedades ralentizan nuestra actividad fotográfica como productores y como conservadores. Llega un momento en que no tienes ganas de tomar fotos y, lo peor, no sabes donde coño están tus mejores fotos.