La cámara sin dueño
En general las cámaras fotográficas confunden al fotógrafo con el sumo hacedor. Pero algunas cámaras son una reencarnación del espíritu de un gato. Si por desgracia has comprado una cámara felina notarás que muchas noches desaparece y regresa golpeada y cubierta de polvo. En lugar de atarla en corto, cálzala con una buena batería y una tarjeta de memoria recién formateada. Seguro que te sorprenderán sus fotografías. Si alguna vez no regresa es que le ha llegado su hora. Cuando compres otra cámara fíjate bien que sea la más felina de todas. No te arrepentirás.