Celebro que el ayuntamiento de Barcelona mantenga sus bancos en buenas condiciones. No importa demasiado que falte una mano de pintura, seguro que caerá más pronto que tarde. Por otra parte, no estoy tan seguro de celebrar el apoyo multimillonario del gobierno español a Bankia. Sobre todo cuando muchas entidades financieras ponen reparos a prestar unos miles de euros con que pagar, por ejemplo, una operación de cataratas que los malditos recortes alargan salvajemente.